- Transformación del modelo productivo que impera en este país, basado en sectores como la construcción y afines, turismo y consumo, y que son devoradores de mano de obra barata, temporal y no cualificada. Un país en el que el 57% de su población ocupada es mileurista no tiene futuro.
- Erradicación de la cultura empresarial actual basada en el cortoplacismo, en el que impera la rentabilidad a corto respecto a la creación de valor añadido.
- Inoperancia de la Administración en controlar la contratación temporal abusiva y fraudulenta. En un momento en que todas las comunicaciones de contratos de trabajo se efectúan por codificación telemática, sería relativamente sencillo para la Administración "llamar al orden" a todas aquellas empresas que llevan más de 1 año contratando de forma eventual (lo máximo que permite la Ley). Si Hacienda lleva años implantando con éxito este tipo de filtros para detectar irregularidades desconozco porque no se hace lo mismo en el orden laboral.
- Consensuar entre todos los agentes sociales una legislación laboral que sea más clara de como gestionar las plantillas en momentos de crisis como la actual.
Es por todo ello que es un error el debate en el que muchos quieren entrar de abaratar el despido como solución para atajar la sangría de la contratación temporal.
Es más, cuando en este país se ha empezado a echar mano de la contratación fija ha sido a cambio de recibir sustanciosas bonificaciones (Programas de Fomento de Empleo), y ni aún así, estas contrataciones tienen demasiada longevidad, ya que más de un tercio no llega al lustro de vida.
Por tanto, y coincido con el ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, no tiene demasiado sentido seguir con el despilfarro de subvencionar la contratación fija si ésta acaba por no tener recorrido. Para ello, mejor emplear el dinero público para la formación de los parados y empleados, fomentar el I+D en las empresas, etc.
En resumidas cuentas, que nadie se lleve a engaño, si no hay un cambio de chip a todos los niveles, nos quedan muchos años por delante chupando contratación temporal. Y con contratos precarios no se construye el modelo de Economía Sostenible al que todo el mundo parece ahora quererse apuntar.