Mucho bombo y platillo se le ha dado al reciente acuerdo de moderación salarial firmado entre empresarios y sindicatos y que tiene como principal objetivo marcar las directrices para fijar los incrementos salariales en la negociación de los más de cinco mil convenios que se discuten cada año en España. Concretamente para el periodo de 2010-2012 se ha pactado una subida salarial de hasta el 1% en 2010 (que no quiere decir necesariamente que se vaya a hacer el 1%), entre el 1% y el 2% en 2011 y en 2012 de entre el 1,5% y el 2,5%.
A mi juicio esta vez han sido los sindicatos los que le han ganado ligeramente la partida a la patronal garantizándose unas subidas salariales nada despreciables en un entorno de crisis sistémica y deflación como en el que estamos inmersos. Tan sólo hace falta echar la vista atrás y recordar como el IPC interanual hacía tan sólo medio año caía un 1,4 %. Es de esperar que cuando aflojen los precios energéticos, seguramente volvamos a retomar las sendas bajistas o cercanas a cero. Y si fueran maldadas y repuntara la inflación, este Acuerdo Marco garantiza el mantenimiento del poder adquisitivo de los trabajadores en el conjunto de los tres años (no por años naturales) con cláusulas de revisión salarial establecidas a tal efecto.
Por el contrario, la patronal ha forzado el compromiso de los sindicatos de excluir de este pacto a todas aquellas empresas en dificultades económicas (todas, quizás?) a través de las correspondientes cláusulas de descuelgue salarial. Pero que nadie se lleva a engaño, estas cláusulas siempre han existido (no es por tanto nada novedoso) pero su eficacia es muy limitada porque siempre han sido (y lo serán) muy conflictivas, farragosas y complicadas de hacer valer por su intencionada falta de concreción.
En cualquier caso tampoco cabe efectuar demasiadas conjeturas al respecto, porque acabarán siendo los convenios colectivos sectoriales y de empresa los que deberán fijar las subidas salariales dentro (o no) de estas horquillas que no son de obligado cumplimiento. Y en este sentido que nadie se olvide de la autonomía de las partes en pactar sus propias condiciones de trabajo, y si en consecuencia, les apetece, saltarse a la torera esta horquilla.
En definitiva, habrá que ver como evoluciona la inflación para saber si alguien se ha precipitado con la firma de este Acuerdo Marco o si en todo caso la partida acaba en tablas y al final todo era cuestión de acabar saliendo en la foto dándose la mano y haciendo ver que se hace algo después de meses de absoluta paralización en el diálogo social.