¿Que nos depara 2009?, that's the question, pues a priori, nada bueno. ¿Hace falta que repasemos la lista negra de lo que nos viene encima?: entrados ya en recesión, con crecimiento negativo del PIB, con un déficit público desbordante, con una deuda exterior en máximos históricos y que en nada rozará los 2 billones de euros, con un consumo interno frenado en seco por el paro, por el pánico a todo y por la orgía crediticia de los últimos años que ha dejado a la gente sin blanca y con unos bancos que no fían ni un céntimo a su madre a pesar de trincar pasta en las subastas públicas, con un sector industrial que está missing, con un turismo flaqueando y con el sector del tocho que tiene como deberes pendientes el colocar casi 2 millones de viviendas, misión imposible ni bajando precios lo indecible, simple y llanamente porque nunca hubo, ni habrá, tanta demanda para absorber todo esta descomunal oferta. Por poner un ejemplo a día de hoy tan sólo de viviendas nuevas sin vender hay para más de 4 años (al ritmo actual de ventas).
Por tanto, ni tan siquiera los promotores se las sacarán de encima ni dejándolas al precio de la hipoteca, por lo que los bancos se las tendrán que acabar comiéndoselas. Con más de 350.000 millones de € que adeudan los promotores a los bancos, y con las ventas prácticamente paradas, ya les está siendo muy complicado devolver los intereses e impensable ya devolver el capital. Los bancos se han convertido, muy a su pesar, en las nuevas inmobiliarias.
Y luego están los más de 3 millones de parados, para casi 4 al final de año, muchos con hipotecas que no van a poder pagar por mucho que el tipo de interés baje o que ZP haga malabarismos con el Euríbor o las hipotecas, por lo que sus pisos embargados volverán de nuevo a engrosar la cartera inmobiliaria de los bancos. Será el año de la nueva banca enladrillada. Y si a ello le sumamos que la banca de este país está endeuda en el exterior en más de 800.000 m de €, para en su día financiar la burbuja inmobiliaria y el desaforado consumo interno, y que va a tener dificultades para renovar sus vencimientos a corto y medio plazo, está claro que estamos frente a la tormenta perfecta.
Eso sí, siempre quedará Papa-Estado, y detrás el contribuyente para salvar los desaguisados de los más Kamikazes. Por lo demás, poco o nada queda por hacer en lo que se refiere a política económica. Todas las balas prácticamente fueron disparadas.
Pues lo dicho, sin querer hacer de pitoniso, nada bueno cabe esperar de 2009. Mejor desear que pase rapidito el año y a ver que nos depara 2010, 2011 o cuando sea que se vislumbre la luz del final del túnel.
Respecto a 2008, fue un año del que se pueden sacar muchas lecciones, entre otras, la de la máxima de la relatividad: las cosas valen lo que alguien paga por ellas en el momento de la transacción. Sólo en ese momento tienen un valor intrínseco por sus fundamentales y sus expectativas de revalorización, que no vuelven a aparecer hasta que cambian de manos otra vez. Es lo que ha ocurrido con la burbuja inmobiliaria española o la del crédito a nivel internacional. En este sentido 2008 fue el año en el que se dejó de hablar de aterrizajes suaves, demandas embalsamadas y demás tonterías que muchos quisieron hacer creer al resto. En 2008 fueron borrados del mapa todos aquellos gurús interesados que intentaban engañar al común de los mortales intentando remar a contracorriente de la realidad del mercado. 2008 fue el año del estrangulamiento financiero del sector inmobiliario y de la defunción de la burbuja inmobiliaria. Descanse en paz.