El mundo tiene un problema, la moneda de reserva en el planeta es al mismo tiempo la moneda nacional de Estados Unidos. Esto implica que todo el mundo está a merced de la política monetaria estadounidense, la cual para mi gusto está llena de desaciertos, principalmente en cuanto a sus efectos sobre el resto de los países.
No es la primera vez que la Reserva Federal de Estados Unidos trata de salir de una crisis mediante emisiones brutales de liquidez. De hecho, la burbuja inmobiliaria y crediticia que causó esta última recesión se generó en base a niveles de liquidez extraordinarios, entre otros factores regulatorios políticos y económicos. La cuestión es que Bernanke, fiel heredero de la filosofía Greenspan, considera que la respuesta adecuada para el momento actual es la de imprimir toneladas y toneladas del billete verde.
En momentos en los cuales la liquidez era escasa, como durante el 2008 o incluso parte del 2009, evidentemente incrementar los niveles de liquidez fue la respuesta adecuada. Pero convengamos una cosa, liquidez en este momento hay más que suficiente. Por lo tanto, continuar o incluso acelerar estas políticas como en el caso del QE2 (ni quiero pensar en un QE3) tiene muchos más riesgos de generar burbujas que beneficios concretos y duraderos para la economía real.
Lo peor del caso es que el problema no es exclusivo de Estados Unidos ya que al ser el dólar de ese país la moneda de uso internacional, por así decirlo, tiene consecuencias importantes y muy complicadas en el resto del mundo. Una de esas consecuencias terribles es la suba generada en sobre los precios de los commodities, principalmente los alimentos.
Los precios del trigo, el arroz, la soja, la carne y el petróleo (que influye en los precios de casi cualquier cosa) se transan en dólares en el mercado internacional. Si el dólar vale menos los commodities valen más. Si además Goldman Sachs y compañía tienen dinero gratis para especular en contratos a futuro de estos commodties los precios se van a la estratósfera.
Así las cosas, los precios de los alimentos están batiendo sus récords históricos, y no resulta extraño que en países como Egipto, Yemen, Túnez, y muchísimos otros se produzcan revueltas sociales y estallidos de violencia. Obviamente hay un importante componente político y social en estas cuestiones, pero cuando gran parte de la población de un país vive con menos de dos dólares por día, la política monetaria de Bernanke hace la diferencia entre poder alimentar a tus hijos o no.
Esta política monetaria genera también grandes complicaciones para países productores de recuersos naturales como Brasil. Las tasas tan bajas en EEUU generan flujos enormes de capital hacia esos países, lo cual provoca una abrupta apreciación de la moneda que le quita competitivad a la industria (la famosa guerra de divisas). Todo esto genera además problemas inflacionarios.
Brasil se encuentra entonces en una encrucijada, le gustaría subir más las tasas para frenar la inflación, pero en ese caso se le agrava la apreciación de su moneda. Termina buscando soluciones alternativas como impuestos a la entrada de capitales o reducciones de gasto público. El punto es que si las tasas en EEUU fueran más razonables, Brasil no tendría estos problemas.
China: el cómplice.
Gran parte del problema es que China tiene su moneda ligada al valor del dólar, con lo cual Bernanke abarata el dólar y al mismo tiempo abarata el Yuan. Considerando que los costos en China ya de por si son extraordinariamente más bajos que en el resto del mundo, que encima se devalúe el Yuan genera una inundación de importaciones de productos chinos en muchos países, siendo esto un importante agravante para la guerra de divisas.
Muchos consideran que el Yuan debería pasar a ser la moneda utilizada para comercio internacional por varias cuestiones: primero porque en comercio internacional China es el que marca la agenda, y segundo porque el gigante asiático tiene una situación financiera mucho más razonable que EEEUU o los países de la Eurozona con lo cual esa moneda tiene respaldo en reservas concretas a diferencia de la emisión monetaria totalmente sin respaldo que realiza EEUU.
Sin embargo, para que el Yuan sea la moneda de reserva internacional China debería flexibilizar su sistema cambiario, lo cual seguramente generaría una apreciación de la moneda de ese país. A mi gusto, esta sería una solución bastante positiva ya que ayudaría a incrementar salarios reales en ese país al mismo tiempo que le serviría a China para controlar su problema inflacionario.
Se han tomado algunas medidas en ese sentido, por ejemplo se le permitió a empresas estadounidenses como Mc Donald´s colocar bonos denominados en Yuan para financiar las operaciones en China y hay acuerdos con países como Rusia y Tailandia para financiar con la moneda china las operaciones de comercio exterior.
De todas formas, hasta ahora estos pasos han sido bastante cautelosos y China no parece demasiado dispuesta a perder su lugar de economía súper barata.
Soluciones.
No caben dudas de que el mundo entero es bien conciente hoy en día de los problemas que provoca que el dólar norteamericano sea la moneda de uso internacional. Sin embargo, no es probable una respuesta veloz a este problema.
Muchos miran a China para ocupar el lugar de Estados Unidos, lo cual podría ser una posibilidad concreta en el largo plazo, pero solo en el largo plazo. No por nada los chinos son famosos por su paciencia, y de ninguna manera van a tomar medidas apresuradas sobre este asunto.
El FMI ha insinuado la utilización de SDRs, una especie de moneda que se utiliza para la contabilidad de préstamos y depósitos de la institución, como una posible vía de solución. Al estar basados en una canasta de monedas, la cual dicho sea de paso debería ampliarse para darle más peso a los países emergentes, sería más estable que la moneda norteamericana y no dejaría al mundo a merced de las políticas de la Reserva Federal. En el mismo sentido, hay varios proyectos para generar una moneda mundial de reserva que sea una especie de canasta de monedas.
Todos estos proyectos son bien intencionados, pero no van a llegar a tiempo para solucionar los problemas causados por la política monetaria estadounidense. En el corto y mediano plazo, la única solución viable es que Bernanke modere al menos su política híper expansiva y que ni se le ocurra ingresar en una nueva ronda de flexibilización cuantitativa. En caso contrario, veremos mayores problemas aún, entre ellos un aumento del hambre y la violencia en el mundo.