El exceso de mortalidad está disparado en España, con 100 muertes al día de personas de todas las edades, incluso niños. Los "expertos" desconocen la causa y el gobierno ignora el problema.
1. Antecedentes
El proyecto europeo de monitorización de la mortalidad (MOMO) nace en 2008 para desarrollar una herramienta que produzca datos en tiempo real de la mortalidad causada por la gripe y cualquier otra amenaza a la salud. Entre 2008 y 2011 tuvo lugar el proyecto piloto. El interés político por el proyecto va de la mano de la "crisis climática", al tratar de mostrar que causa muchas muertes y por tanto es una crisis real. Tras los Acuerdos de París de 2015 la herramienta echa a andar en su actual forma con 28 países europeos el 14 Noviembre de 2016. Si alguien no se cree que esa sea la causa no tiene mas que mirar los boletines MOMO del Instituto de Salud Carlos III, donde la única causa de mortalidad que se individualiza es la temperatura (figura 1), o los informes MOMOTemp que analizan las muertes debidas a temperatura solo en los veranos.
El problema es que todos los estudios muestran que la mortalidad debida al frío es muy superior a la debida al calor, pero con no contárselo a la gente asunto arreglado. Un estudio en The Lancet de 2021 con 68 autores sobre 43 países concluye que las muertes asociadas a temperaturas no-óptimas son el 9,43 % de todas las muertes, el 8,52 % debidas al frío y el 0,91 % al calor. Es decir, el frío mata diez veces más que el calor. La conclusión lógica es que el calentamiento global salva vidas, ¡horror! Después de todo somos una especie tropical, como la falta de pelo y la sobreabundancia de glándulas sudoríparas indican. Hemos sido seleccionados por la naturaleza para perder calor de forma eficiente.
Con la llegada de la pandemia el MOMO demostró con creces su valía y nos ha permitido tener datos valiosísimos sobre la incidencia y evolución de la enfermedad. El interés de los gobiernos por mantener unas cifras lo más bajas posibles chocaba con la cruda realidad de los muertos en exceso.
Con la remisión de la pandemia tras la vacunación y las nuevas cepas con menor mortalidad se esperaba que el exceso de mortalidad decreciera hasta niveles normales o incluso inferiores. Después de todo la pandemia ha adelantado la muerte de muchísima gente mayor sustrayendola de las estadísticas de los siguientes años. En su lugar, desde esta primavera, los epidemiólogos y expertos en salud pública están dando la alarma de que el exceso de mortalidad sigue muy elevado y que no encuentran una causa para ello. Para hacerse una idea de la magnitud del problema basta considerar que las muertes excesivas en 2022 están siendo en Europa superiores a las de 2020, el año de la pandemia.
2. Muertes excesivas
El informe MOMO del 8 de Noviembre indica que en 2022 hasta la fecha en España han muerto 33.500 personas por encima de lo esperable. Ya son 9.000 más que en todo 2021. Esto constituye un exceso del 10 % sobre la época pre-pandemia, otra inflación gravísima que pasa desapercibida. Nos preocupamos muchísimo por algunas muertes, mientras que miles de otras muertes nos traen sin cuidado, claro síntoma de una sociedad disfuncional.
Los datos (figura 1) muestran que las muertes en exceso se distribuyeron desigualmente a lo largo de este año. Fueron muy elevadas en Enero, bajaron en Febrero y desaparecieron en Marzo. Empezaron a subir en Abril y fueron elevadísimas hasta Agosto. Desde Septiembre han vuelto a bajar hasta niveles más cercanos a lo esperable.
Éste es un país de carencias, desgracias y mal gobierno, y solemos estar a la cola de Europa en lo bueno y a la cabeza en lo malo. Y a la cabeza de Europa estamos en este problema, con una tasa de exceso de muertes en 2022 que es la mayor de todas, duplicando la media europea (figura 2).
Lo esencial de los datos del sistema MOMO es que las muertes no están distribuidas uniformemente, sino que tienen lugar en oleadas que están más o menos sincronizadas en toda Europa. Esto es muy importante a la hora de investigar la causalidad. El fenómeno del exceso de mortalidad inexplicable es más evidente en Europa porque hay mejores datos, pero sucede a nivel global y hay informes tanto de fuentes médicas, como de aseguradoras y funerarias de distintos países alertando de un aumento sustancial de las muertes inexplicables.
3. Las muertes también afectan a los niños
Este es un tema del que al parecer nadie quiere hablar y extraordinariamente controvertido. Los datos de EuroMOMO cuando se miran como mortalidad excesiva acumulada a lo largo de cada año deberían terminar el año cerca del cero si no hay mortalidad excesiva. Las curvas acumuladas para los niños de 0 a 14 años muestran un patrón complicado (figura 3). A partir del segundo trimestre de 2020 las muertes en exceso acumuladas descienden, volviéndose negativas. A partir del verano de 2021 vuelven a aumentar, y no han dejado de hacerlo desde entonces.
EuroMOMO advierte acerca de la interpretación de estos datos diciendo que en los años antes de la pandemia las muertes en este grupo de edad estaban descendiendo en Europa lo que ha hecho que el modelo mantenga un sesgo descendente y considere como excesivas un número más bajo del que hubiera considerado en la pre-pandemia.
"En otras palabras, el sistema de vigilancia de la mortalidad EuroMOMO en realidad no detecta más muertes entre las personas de 0 a 14 años durante la pandemia de COVID-19 en curso que en el período anterior a la pandemia de COVID-19, incluso si los resultados acumulados notificados en el sitio web de EuroMOMO así lo sugieren."
En este sentido abunda el "think tank" Swiss Policy Research, que analizando el exceso de mortalidad en Europa afirma que no hay exceso de mortalidad en los niños europeos, y para ello altera los datos del EuroMOMO cambiando la línea base, lo que vuelve normal 2022 a costa de hacer mucho más anormales 2020 y 2021 (figura 4).
El problema de las cuestiones científicas con alta carga política (véase también el cambio climático), es que la mezcla de ciencia y política solo produce política. Los datos se ajustan o se interpretan de la forma que interesa al poder político que es quien decide la financiación de la ciencia.
La respuesta a la pregunta de si la mortalidad excesiva afecta a los niños es muy sencilla de responder, dado que la mortalidad excesiva se produce en oleadas. Basta comparar lo que ha ocurrido en ese grupo de edad con lo que ha ocurrido en el siguiente, entre 15 y 44 años de edad. Los datos se analizan en puntuación Z, que mide la distancia a la media en unidades de desviación estándar (σ). 1σ es ruido estadístico, 2σ indica una posibilidad, a partir de 3σ nos encontramos ante un fenómeno que requiere explicación. Las muertes excesivas en el grupo de 15-44 años han alcanzado las 5σ el invierno pasado (figura 5, curva negra).
La figura 5 responde claramente a la pregunta. Durante 2020 las muertes infantiles fueron menos de las esperadas (valores negativos). Más allá de posibles desviaciones estadísticas, es también lo esperable, dado que en esa franja de edad las muertes por COVID son extremadamente raras, y el confinamiento y uso de mascarillas redujeron otras infecciones y los accidentes. Pero a partir de Junio de 2021 el efecto se invierte y las muertes pasan a estar en exceso. La σ es alta aunque no extraordinaria (la escala vertical está expandida para facilitar la comparación). Lo más revelador es que las oleadas de muertes excesivas coinciden razonablemente bien entre los dos grupos de edad a partir del verano de 2021. Esta coincidencia hace difícil que no estén relacionadas. Es difícil pensar que el azar pueda reproducir el patrón de muertes del otro grupo de edad a partir de los datos de 28 países. En mi opinión los datos apoyan fuertemente que el exceso de muertes en los niños es real y que tiene la misma causa que en los adultos. Sin embargo a los niños parece haberles afectado más tarde. Luego discutiremos eso.
Nadie quiere alzar la voz de alarma sobre muertes de niños con datos que no sean 100% seguros. El boletín 36 (5-11 Septiembre 2022) muestra que en contradicción con su postura oficial el EuroMOMO sí considera que hay un problema.
Nota sobre el exceso de mortalidad observado en el grupo de edad de 0–14 años durante 2021-2022. Desde mediados de 2021, se han observado algunas señales inusuales de exceso de mortalidad en el grupo de edad de 0 a 14 años. EuroMOMO está estudiando la posible explicación de estas señales, en consulta con los países participantes en la red.
4. Características de las muertes
Todos los expertos que hablan de estas muertes coinciden en señalar dos aspectos. No son muertes por COVID y no son detectadas en las urgencias hospitalarias. A estas alturas los médicos saben perfectamente cómo son las muertes por COVID, y éstas se registran como tales. Rafael Cascón Porres, investigador de la Universidad Politécnica de Madrid y analista del sistema MOMO fue de los primeros en dar la alerta por el exceso de muertes no-COVID en Noviembre de 2021.
Un exceso de muertes tan grande y tan concentrado en algunos meses debería aparecer en las estadísticas de las urgencias hospitalarias, pero no es así. el Dr. Juan González del Castillo, coordinador del Grupo de Infecciosas de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (SEMES), dejó claro que en urgencias no se está detectando este exceso de muertes.
La gente que se muere sin pasar por un hospital es gente que muere de forma repentina sin haberse encontrado lo suficientemente mal previamente como para haberse dirigido a uno. Y puesto que no se conoce la causa del exceso de muertes en sus certificados de defunción aparecen otras causas que no llaman la atención, siendo la más común de las muertes repentinas los accidentes cardiovasculares.
Desde 2021 han proliferado los comentarios sobre un excesivo número de muertes repentinas entre personas jóvenes y saludables. Dichos comentarios a menudo provenían de grupos de oposición a la vacuna del COVID. Las redes sociales (Facebook, Twitter, Youtube), en su papel de censores de nuestros días, han estado ocupadas borrando dichos comentarios y expulsando a los responsables (figura 6).
En Junio algunos medios comenzaron a hacerse eco del rumor de las redes sobre un exceso de muertes repentinas de jóvenes saludables. En particular las atribuídas a un síndrome mal definido y cajón de sastre que agrupa a las que cursan con parada cardio-respiratoria denominado SADS o Síndrome de Muerte Súbita Arrítmica (o Adulta). Es un síndrome que se empezó a perfilar en los años 70 y que tiene múltiples causas. En torno a la mitad se deben a defectos genéticos no diagnosticados, y la otra mitad a otras causas o causas desconocidas. El caso es que no hay buenos registros de SADS en la mayoría de países dado que las muertes se producen fuera del ámbito sanitario. El Reino Unido tiene un registro de SADS pero solo ha hecho públicos los datos hasta 2020. A raíz de la polémica sobre si las muertes por SADS se estaban disparando y su relación con la vacunación, un instituto de cardiología y diabetes de Melbourne anunció que iba a comenzar el primer registro de SADS de Australia.
Si no tenemos registros oficiales, ¿qué nos queda? Pues nos queda la FIFA, que registra el número de muertes de jugadores de fútbol que tienen lugar durante los entrenamientos y partidos. Y los datos son para caerse de espaldas. En 2021 el número de jugadores que ha muerto por causas cardiovasculares durante los partidos o entrenamientos ha sido CUATRO veces superior a la media de 2009-2020 (figura 7). Y conocemos sus nombres, así que es información fiable.
En esta triste lista no figurará Dani, un chaval de 14 años, jugador del Rioja Sala, que murió el pasado 6 de Noviembre en su casa de forma súbita.
A pesar de la censura, parece evidente que un aumento significativo del SADS está contribuyendo al aumento de las muertes excesivas. Sin embargo las muertes por SADS son pocas, y aún multiplicándolas por cuatro no alcanzan a explicar ni la mitad del exceso de mortalidad. Hay necesariamente otras patologías implicadas, pero el aumento de SADS ya nos dice por donde van los tiros.
¿Y qué opinan los "expertos" sobre las posibles causas de las muertes excesivas? Parecen agruparse en torno a cuatro causas, denominadas las cuatro "Ces" mortales: calor, covid, crónicos y crisis sanitaria.
Vamos a repasar los datos para saber si apoyan o no estas causas, lo que al parecer es excesivo trabajo para muchos de estos "expertos" que en realidad son opinadores.
5. Muertes por calor
Hemos tenido fuertes olas de calor este verano e indudablemente el exceso de calor provoca muertes que se contabilizan como excesivas. Dichas muertes han sido contabilizadas por el sistema MOMO español como 4.663 para los meses de Junio-Agosto de 2022, frente a las 33.497 muertes excesivas a 8 de Noviembre. Es decir un 14%.
No solo las muertes por calor no explican las muertes excesivas sino que hay serias razones para dudar de esa atribución. Para empezar hay un gran interés por parte de las autoridades españolas y europeas por sobredimensionar el problema del calentamiento hasta el punto de afectar al sistema MOMO español que solo muestra las muertes atribuidas al calor como único factor analizado por separado (MOMOcalor). No es creíble que ese interés no se plasme en un sesgo en el análisis de los datos. Además sabemos por los estudios como el de The Lancet que las muertes asociadas al frío son diez veces más y sin embargo en el MOMO las muertes atribuidas a la temperatura durante el invierno son siempre menores, indicando que la mayoría de las muertes por frío están incluidas en las no excesivas. Es evidencia del sesgo sospechado.
Por si fuera poco la distribución de las muertes excesivas en el calendario no se ajusta a la de la temperatura. Hubo un gran exceso de muertes (50 o más diarias) en los meses de Febrero, Abril, Mayo y Octubre donde la climatología no pudo ser responsable.
Todo ello lleva a concluir que aunque las olas de calor hayan causado más muertes que otros años no contribuyen significativamente a explicar el misterio de las muertes excesivas, un fenómeno que viene sucediendo desde la primavera de 2021, cuando las muertes por COVID y las muertes excesivas dejan de estar directamente relacionadas por el descenso de la mortalidad por COVID.
6. Muertes por COVID
Las estadísticas descartan que las muertes excesivas se deban al COVID. No están diagnosticadas como tales, no cursan con las patologías asociadas al COVID y no llenan los hospitales como hace el COVID. Por ello los expertos que hablan del COVID como causa se refieren a personas con otras patologías que han empeorado debido a la infección por el SARS-CoV-2 y que terminan muriendo por esas otras patologías de las que no habrían muerto hasta más tarde de no ser por la infección.
Esta explicación se enfrenta a dos obstáculos insalvables. Una es la casi sincronización en oleadas de las muertes a nivel europeo. Las patologías en exclusión de las infecciosas respiratorias no muestran oleadas, te matan aleatoriamente y no pueden presentar desviaciones de 3σ en determinadas semanas o meses. Recordad que estamos hablando de una cantidad tremenda de muertes, un incremento del 10% sobre las esperadas por cualquier causa. El otro obstáculo es que las personas que están muriendo en exceso no aparecen por las urgencias. No son muchas las muertes por enfermedad que no te hagan ir primero al hospital.
Podemos descartar las muertes por diagnóstico COVID y las muertes por empeoramiento de otras patologías previas debidas al COVID. Hay un tercer tipo de muerte asociada al COVID que la mayoría de los "expertos" no están considerando, y del que hablaremos más adelante.
7. Muertes por enfermedades crónicas
Este factor se refiere a muertes no relacionadas con el COVID debidas a las particulares condiciones vividas que han provocado una desatención de las personas con enfermedades crónicas. Gente que por el confinamiento, el miedo o el atasco sanitario se ha perdido tratamientos, chequeos y diagnósticos lo que ha llevado a un incremento de muertes por múltiples causas de personas con problemas de salud que habrían vivido más de no ser por la crisis inducida por la pandemia. De nuevo esta explicación choca con el obstáculo de que si fuera cierta debería incrementar la mortalidad de fondo más allá de las desviaciones estadísticas y no concentrarse en olas en determinados meses. También choca con el obstáculo de que este tipo de muertes deberían aparecer antes por los hospitales. Por todo ello, más allá de una contribución menor, podemos descartar esta causa con facilidad.
8. Muertes por crisis sanitaria
Una explicación con alta carga política. Es indudable que la epidemia ha supuesto un duro golpe al sistema sanitario del que aún no se ha recuperado. La izquierda política opina que todo gasto en sanidad, educación y asuntos sociales es poco, y es una opinión popular en un país donde el conocimiento económico es entre escaso y nulo. Sin lugar a dudas el gasto socio-sanitario-educativo repercute positivamente en la economía hasta un punto óptimo pasado el cual más gasto repercute negativamente y a la larga erosiona la sostenibilidad del sistema, por lo que es contraproducente. Particularmente el gasto sanitario por persona se dispara a partir de los 60 años, en edades a las cuales tiene cero retorno económico. No está bien desatender a los ancianos, entre los cuales nos vamos a encontrar todos, si no nos topamos antes con la "Nueva Muerte", pero tampoco hay que dejar que se coman el pan de sus nietos. La falta de límites en el gasto nos lleva directamente a la quiebra del sistema.
Pero veamos los datos. A pesar de las ruidosas protestas de la izquierda, al sistema sanitario español no le falta financiación. El gasto sanitario público per capita por parte de las comunidades autónomas creció desde 837 €/habitante en 2002 a 1.397 en 2009, un crecimiento del 67 %. Los protestados recortes supusieron una reducción del 12 % hasta 1.223 € en 2013, por encima del nivel de 2007. En 2018 ya se estaba gastando más que en 2009 y la pandemia ha disparado el gasto. El presupuesto de 2022 contempla 1.679 €/habitante, nada menos que el doble en 20 años. En porcentaje del PIB ha pasado del 4,6 % en 2002 al 8 % en 2020. Al parecer todo es poco y se demanda más, pero no se puede argumentar que el sistema sanitario español esté falto de financiación.
Otro tema es que en España entendemos mejorar por gastar más, no gestionar mejor. Madrid es la comunidad que menos gasta por habitante en sanidad y con una diferencia notable con las demás, un 22 % por debajo de la media. Sin embargo se las apaña para tener 6 hospitales entre los 200 mejores del mundo (Newsweek 2021), por dos de Cataluña, uno de Andalucía, Navarra y Valencia y ninguno de las demás comunidades. Y según el Instituto Nacional de Estadística tiene la tasa más alta de España de médicos colegiados no jubilados (figura 8), si bien la tasa de enfermeros se encuentra cerca de la media.¿Dónde está el truco? El estudio sobre el gasto social (no sanitario) de la Asociación Estatal de Directoras y Gerentes de Servicios Sociales, donde Madrid está también a la cola, revela que Madrid tiene un modelo asistencial diferente con un ratio derechos/cobertura muy bajo y un ratio cobertura/gasto muy alto que llega a doblar o triplicar a la mayoría de las comunidades (figura 9). Es claramente un sistema más eficiente. ¿Mejorable? Sin lugar a dudas, como todo, pero no por los que abogan que cuanto más gasto mejor.
Si el sistema sanitario español se encuentra mejor financiado que nunca y consumiendo una parte mayor del PIB, no se puede argumentar que este sea un factor que explique las muertes excesivas desde 2021. Tampoco lo explicaría un mayor cansancio del personal que hubiera hecho caer la calidad asistencial. Es un argumento dudoso dada la profesionalidad de nuestros sanitarios y sufre de la misma inconsistencia con los datos dado que de ser cierto llevaría a una distribución más uniforme de las muertes excesivas en el tiempo.
9. Análisis de posibles factores causales
Descartadas las razones argumentadas por los "expertos" lo que queda es el análisis desapasionado de los datos siguiendo el método científico de las múltiples hipótesis razonables. Ninguna hipótesis debe ser descartada a priori.
En primer lugar y dado que las muertes excesivas se presentan en oleadas, a cualquier persona razonable (no digamos investigador) se le ocurre comparar los datos de mortalidad excesiva con los datos de incidencia de COVID, por mucho que nos digan que no es COVID. Aquí aparece un problema porque en Marzo el gobierno decidió pasar página con respecto a la COVID y desde entonces solo se reportan los casos en mayores de 60 años. Es el problema de que los políticos controlen las estadísticas a su antojo. Afortunadamente todavía tenemos los datos de ocupación de camas COVID en los hospitales. Estos datos de capacidad asistencial se empezaron a recoger en el verano de 2020 y son fiables desde el otoño de ese año. El resultado de comparar los datos de pacientes COVID con los de muertes excesivas es sorprendente y muy revelador (figura 10). Tanto que parece mentira que ni "expertos" ni periodistas lo hayan resaltado.
La cuarta ola COVID tuvo lugar en Abril-Mayo de 2021, mientras se vacunaba a destajo a la población y estuvo caracterizada por ser fundamentalmente de variable alfa, aunque con una contribución importante de la recién aparecida variable delta. Fue una ola que a diferencia de las anteriores se caracterizó por una mortalidad muy baja, tanto que el servicio MOMO no detectó mortalidad en exceso en los meses de Marzo a Mayo de 2021, lo que indica que el exceso de muertes por COVID se vio compensado por un defecto de muertes por otras causas, dado que en Abril-Mayo de 2021 hubo 4.500 muertes por COVID.
Esto indica que la "Nueva Muerte" surge a partir de la cuarta ola, y a pesar de ser muertes no-COVID siguen con total precisión la curva de infección del COVID reflejada por las camas ocupadas por pacientes COVID.
Es un caso de correlación muy clara en el que la causalidad no deja lugar a dudas. La misteriosa "Nueva Muerte" son muertes no-COVID causadas por la infección con el SARS-CoV-2.
¿Cómo es posible que el virus haya adquirido de pronto a nivel mundial una nueva capacidad letal con una etiología tan distinta que la haga irreconocible para los médicos y que afecte tan fuertemente a las cohortes de edad que mostraban una mortalidad muy baja frente al COVID, como son los niños y los jóvenes adultos?
10. Un nuevo factor en la ecuación COVID desde 2021
Algo ha cambiado en el fenómeno COVID que ha desatado una oleada de muertes inexplicadas. A mí solo se me ocurre que pueda ser el cambio de variante con la aparición de la cepa omicron en 2021, o la vacunación. Es decir, o el virus o nosotros. Veamos que dicen los datos.
La vacunación contra la COVID tiene una mortalidad bajísima, como ya sabíamos por los datos. Yo no me la hubiera puesto si no. El riesgo de morir de COVID era unas 10,000 veces mayor que el riesgo de morir de la vacuna para mi franja de edad, por lo que yo me puse mis dos dosis y pasé el COVID en Enero de 2022. Sin embargo ya advertí en mi artículo de ese mismo mes "Gestión del riesgo personal de COVID" sobre la toxicidad de las vacunas de ARN y desaconsejé la vacunación infantil por constituir un riesgo inaceptable. También desaconsejé las dosis adicionales excepto en los casos de personas con un riesgo muy grande de fallecimiento por COVID.
En la figura 10 he añadido los datos de vacunación contra la COVID. Como se ve la vacunación no está relacionada con ningún aumento de mortalidad excesiva. No es por tanto la causa de las muertes misteriosas. Al menos de forma directa.
Los datos indican que las muertes son causadas por la infección con SARS-CoV-2 a partir de Junio de 2021. Antes de esa fecha las muertes excesivas eran de COVID. Surge entonces una posibilidad aterradora dada la coincidencia de fecha con la vacunación de la población. ¿Predispone la vacuna contra la COVID a morir súbitamente por una infección de SARS-CoV-2? Los datos no permiten descartarlo y es algo mucho más probable que la otra alternativa, que el virus haya adquirido por mutación de repente una capacidad de matar nueva con una etiología completamente distinta, aunque tampoco pueda descartarse.
Una relación entre la vacunación y las muertes explicaría que la mortalidad excesiva infantil (0-14 años) creciera más tarde que la de los adultos (ver figura 5 para Europa), alcanzando los 2σ a finales de 2021. La vacunación de niños de 12-15 años fue aprobada en Europa en Mayo de 2021. La vacunación de los niños de 12 a 18 años en España comenzó a toda prisa en Agosto de 2021 con idea de vacunarlos antes del comienzo del curso escolar y continuó con vacunaciones en los colegios incluso de niños cuyos padres no querían que se les vacunase. La vacunación de los menores de 5-12 años comenzó en Diciembre de 2021, pero se suspendió silenciosamente por lo que solo la mitad de los menores de 12 años está vacunada.
También explicaría que la mortalidad excesiva sea más elevada en España, porque junto con Portugal es uno de los países más vacunados del mundo. Aquí el 87 % de la población tiene la primera dosis, el 85 % la segunda, el 55 % la tercera y el 38 % la cuarta, porcentajes casi un 10 % más altos que en Alemania o Francia.
Lorenzo Armenteros, médico de familia y portavoz COVID de la Sociedad española de Medicina General explica los problemas cardiovasculares que puede generar el covid:
Las arterias tienen una gran cantidad de receptores ACE2, que son los receptores en los que se fijan los virus. En este caso, el virus de la gripe, entre otros, también puede fijarse, pero la covid tiene una especial apetencia por estos receptores, conocidos desde el inicio de la pandemia. La covid afecta a las células del endotelio, que es la pared más interna de las tres capas que tenemos en una arteria (endotelio, mesotelio y exotelio) y se produce una ruptura de la integridad de esa pared, que es muy lisa y perfecta para que las células no se alteren. Esa alteración hace que se produzca también un mecanismo trombogénico. Se produce una vasculitis y da lugar a formación de trombos, además de aumentar las posibilidades de infarto si es en el corazón, o infartos cerebrales si se producen en el sistema nervioso central. Sobre todo se dan en el cerebro, porque se ha visto que estos virus tienen preferencia por las arterias cerebrales. Esto sería por la covid de acción directa.
La vacuna, al producir de forma artificial la proteína de cubierta que se une a los receptores ACE2 podría precondicionar o potenciar el efecto del virus sobre la pared de las arterias provocando muertes súbitas (SADS) por accidentes cardiovasculares.
Las muertes también pueden deberse al Síndrome Inflamatorio Multisistémico (MIS), una afección poco frecuente pero grave asociada a la COVID, que provoca inflamación en diferentes órganos y sistemas del cuerpo tanto en adultos como niños y que es responsable de buena parte de las muertes por COVID de niños que no tienen enfermedades preexistentes.
Distinguir si las muertes extraordinarias se deben directamente al SARS-CoV-2 que ha cambiado su modo de acción, indirectamente al SARS-CoV-2 a través de la vacuna, o a una tercera causa desconocida sería muy sencillo. Basta analizar las muertes súbitas de menores de 45 años para averiguar la causa de la muerte, si estaban infectados de SARS-CoV-2, y si habían sido vacunados. Los dos últimos puntos son muy fáciles de saber. Es posible sin embargo que las autoridades no quieran averiguar qué es lo que nos está matando, dado que no es útil políticamente. El exceso de muertes fue denunciado públicamente hace ya un año por Rafael Cascón Porres y varios medios se quejan de la falta de respuesta del Ministerio de Sanidad:
Ni el Ministerio de Sanidad ni ninguna administración sanitaria pertinente han sabido dar una explicación, ni en público ni en privado, a lo que está sucediendo–este periódico ha contactado reiteradas veces con el departamento de Carolina Darias, sin recibir respuesta–.
11. Conclusión
Desde mediados de 2021 hay un gran exceso de muertes a nivel mundial. Son muertes inexplicadas que no son muertes COVID, no se reflejan en las urgencias y afectan a personas de cualquier edad, incluidos niños. Estas muertes reflejan en parte el aumento de muertes súbitas de adultos por accidentes cardiovasculares. Las causas apuntadas por los "expertos" no son congruentes con los datos. Las autoridades llevan un año ignorando un problema que ha aumentado en un 10 % las muertes del país. La "Nueva Muerte" ya ha elevado la mortalidad en Europa por encima de la pandemia (figura 11).
Los datos apoyan que las muertes están relacionadas con la infección por SARS-CoV-2 y no descartan que la vacuna COVID sea responsable de una nueva etiología del virus al hacer más susceptibles a los vacunados a ciertos efectos del virus sobre el sistema cardiovascular o los procesos inflamatorios. En ausencia de evidencias más sólidas y hasta que se aclare este problema sanitario la recomendación es evitar por todos los medios a nuestro alcance la infección por COVID y no recibir más dosis de la vacuna a no ser que se sea población de alto riesgo.
Nos dijeron que la vacuna nos proporcionaría inmunidad de grupo y no fue cierto. Que nos protegería de la infección y no fue cierto. Que evitaría las formas graves de la enfermedad y no fue cierto. También nos dijeron que la vacuna era segura y podría no ser cierto. Tras eximir de responsabilidades a los fabricantes se ha vacunado al 62 % de la población mundial (87 % en España) en el mayor experimento de la historia. Si las vacunas tienen un efecto deletéreo inesperado se explicaría que las autoridades no sientan el menor interés en investigar un asunto tan grave.
Añadido: En un comentario (#8) Jurjsam me refería a Karina Azevedo, quien advertía hace tiempo de los peligros de la vacunación en caso de infección posterior, como se había detectado al tratar de hacer vacunas contra el SARS-CoV-1, otro coronavirus responsable de la epidemia de SARS en Asia en 2002. Tras una búsqueda he localizado el estudio al que se refiere Karina, que es el siguiente:
Tseng, C.T., Sbrana, E., Iwata-Yoshikawa, N., Newman, P.C., Garron, T., Atmar, R.L., Peters, C.J. and Couch, R.B., 2012. Immunization with SARS coronavirus vaccines leads to pulmonary immunopathology on challenge with the SARS virus. PloS one, 7(4), p.e35421.
Todas estas vacunas contra el SARS-CoV indujeron anticuerpos y protección contra la infección por el SARS-CoV. Sin embargo, la provocación [infección con el virus] de ratones a los que se les administró cualquiera de las vacunas provocó la aparición de inmunopatología de tipo Th2, lo que sugiere que se indujo hipersensibilidad a los componentes del virus del SARS. Se indica precaución al proceder a la aplicación de una vacuna contra el SARS-CoV en humanos.
Esta información confiere mucha más credibilidad a la hipótesis expuesta en el artículo de que la inmunización es responsable del exceso de muertes, al constituir un precedente relevante y claro. Las autoridades tienen el deber de suspender las inmunizaciones e investigar esta nueva crisis sanitaria hasta hallar las causas y la mejor manera de paliarlas.