Dado que el precio de los bonos de más largo plazo ha descendido, parece que se descuentan presiones inflacionistas en un futuro próximo. La regla para seguir la posible evolución de los tipos de interés, conforme a la cotización de los contratos de futuros sobre bonos, tal y como expliqué en un artículo anterior, es muy sencilla:
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Si los tipos de interés bajan, sube el precio de los bonos.
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Si los tipos de interés suben, desciende el precio de los bonos.
En 2008 el precio de los bonos subió por la preocupación ante un posible escenario deflacionario, mientras que en 2009 el precio está bajando ante el temor a un posible escenario de repuntes en la inflación. La inflación no sólo resta atractivo a los cupones sino que, además, se combate con subidas en los tipos de interés.
En el gráfico anual del futuro del Treasury-bond norteamericano a 30 años, se puede observar cómo se generó una compra interesante hace unos días. La línea blanca grande y la línea marubozu blanca grande ofrecen dos claras zonas de soporte, la primera en el punto medio de la vela y la segunda en el punto mínimo de la misma. La fiabilidad de estas zonas de soporte aumenta si la vela en cuestión se produce dentro de una tendencia al alza.
Y es precisamente en estos gráficos de largo plazo donde adquiere su verdadero sentido y necesidad la escala logarítmica. El punto mínimo de la vela se veía reforzado como zona de compra al coincidir con una posible segunda línea de tendencia alcista o una línea de aceleración mínima, y al estar muy cercano a la directriz guía del movimiento.
La zona de soporte marcada por la vela también poseía relevancia en marcos temporales inferiores, como en gráficos mensuales, semanales y diarios. De hecho, en plazos semanales prácticamente se superpone la media móvil simple de 200 sesiones con la zona de soporte.
La zona de soporte refrenda su vigencia alcista con una pauta de giro en forma de martillo. La vela siguiente abre por encima del cuerpo real del martillo y concede validez al mismo. A partir de ahí se produce una reacción al alza que lleva a subir 3 figuras en 3 días, y a apuntar una posible pauta de lucero del alba que queda abortada, todavía a la espera del cierre del viernes, tras la vuelta de hoy jueves.
Desde un enfoque económico, habrá que ver cómo evoluciona la situación, dado que todavía no se ven señales inflacionarias –y menos aún en España, donde hay tasas de inflación negativas–. Su presencia se hará más probable a medida que aumente el número de créditos concedidos y el dinero de los mismos vivifique el sistema.
La perspectiva económica acarrea, no obstante, algunas contradicciones, ya que se está buscando salir de una crisis de excesivo endeudamiento, generando más endeudamiento, gasto público y déficit en los presupuestos estatales. Por un lado, puesto que a los estados no se les ocurre otra manera de financiarse que la emisión de deuda, se ofertarán bonos que tendrán que competir entre sí, y se verán obligados a subir las rentabilidades de los mismos. Por otro lado, la propia emisión de deuda es una prueba palmaria de problemas económicos severos que correrían en contra de ese mismo escenario inflacionario.
Desde un enfoque técnico, no sería nada extraño terminar el año en niveles cercanos a los 112 enteros. Aunque en el gráfico semanal aparecen resaltadas en morado otras velas martillo que han marcado eficientemente las zonas de soporte precedentes y han desencadenado reacciones consistentes al alza, hay que tener en cuenta la jerarquía del marco temporal superior. Pese a la directriz alcista, no se puede obviar el aspecto contundente y amenazador que está conformando la vela anual. Por ende, quizá no sería desaconsejable primar la búsqueda de las posiciones vendedoras sobre las compradoras en el T-bond.