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Divisa

¿Qué es la divisa de un fondo?

La divisa del fondo es la moneda en la cual se encuentra denominado el fondo de inversión. Es, ni más ni menos, la moneda en la que queda "traducido" el valor de todas las inversiones de la cartera del fondo, y en la cual se expresa el valor liquidativo del mismo.

¿Cómo se define?

En muchas ocasiones, la divisa del fondo será coincidente con la del mercado en el que invierte. Por ejemplo, un fondo que invierte en compañías estadounidenses y que está denominado en dólares. En otras ocasiones, bien por la diversidad geográfica del fondo -supongamos un fondo que invierte en Europa, EEUU, Japón y Australia-, bien por las dificultades de convertibilidad de la divisa -un fondo que invierte en renta variable china-, se hace necesario elegir una divisa concreta y adecuada -generalmente, el dólar o el euro- como divisa base del fondo.

La divisa del fondo es un dato que siempre viene reflejado en la ficha del fondo, y las más frecuentes que nos encontraremos son:

  • EUR: euro
  • USD: dólar americano
  • GBP: libra esterlina
  • JPY: yen
  • AUD: dólar australiano
  • CAD: dólar canadiense
  • DKK: corona danesa
  • SEK: corona sueca
  • HKD: dólar hongkonés
  • CHF: franco suizo

 

¿Por qué es importante?

A la hora de invertir es muy importante tener en cuenta el tema de la divisa, ya que va a suponer una fuente de riesgo adicional para mi inversión. Por ello, deberemos invertir en otras divisas sólo en determinados casos:

  • Si creemos que una divisa está claramente infravalorada con respecto al euro y queremos aprovechar esta circunstancia.
  • Si creemos que la divisa está sobrevalorada, pero el potencial de revalorización del mercado o sector en el que queremos invertir nos compensa sobradamente.

Si queremos invertir en divisas distintas del euro, podemos seguir dos estrategias:

  • Jugar sólo a la revalorización de la divisa. En ese caso, nos decantaremos por activos de bajo riesgo, en los que el factor que va a ser determinante en mi rentabilidad va a ser la divisa. Podemos invertir, por ejemplo, en el JPMF US Dollar Enhanced Yield D (USD) si apostamos por el dólar o en el Skandia SEK Reserve A si creemos que la corona sueca está infravalorada con respecto al euro.
  • Conseguir una rentabilidad extra combinando potencial de mercado y divisa atractiva.

Es conveniente saber que, aunque un fondo esté denominado en euros, ello no significa que esté exento del riesgo de divisa. Veamos un ejemplo: el fondo Templeton Global Total Return N lo podemos encontrar bajo 3 modalidades:

  • Templeton Global Total Return N $ (LU0170477797)
  • Templeton Global Total Return N € (LU0260870745)
  • Templeton Global Total Return N € H (LU0294221253)

En el primer caso, queda claro que el fondo está en dólares y que, por tanto, estamos asumiendo riesgo divisa.

Pero un error muy frecuente en el que incurren los inversores es pensar que si invierten en la segunda opción, no incurren en el riesgo divisa. Nada más lejos de la realidad, lo cierto es que el riesgo es el mismo en ambos casos.

Si compro el primer fondo, será la entidad depositaria la que deberá determinar el tipo de cambio a aplicar, para hacer la conversión a euros y que podamos ver la información integrada en nuestra cuenta de valores.

Si invertimos en el segundo de los fondos, es la propia gestora la que hace la conversión, y ofrece el valor liquidativo directamente en euros. Pero si se produce una depreciación del dólar, no debo olvidar que ello lastrará el comportamiento de mi inversión, ya que al fin y al cabo, estoy invirtiendo en activos en dólares. La denominación en euros será una ventaja simplemente a efectos prácticos, ya que nos facilita el seguimiento de nuestro fondo puesto que en algunos buscadores se muestra la rentabilidad del fondo en dólares y en otros en euros, y ello hace difícil a veces tener una idea clara de la rentabilidad real de mi inversión, pero no nos deja al margen de la evolución de la divisa.

Únicamente podremos olvidarnos del riesgo divisa en el caso de que compremos el último de los fondos. En este caso, el fondo cuenta con cobertura -hedge, que se indentifica por la letra H al final del nombre-, la cual se puede llevar a cabo por parte de la gestora a través de distintas estrategias. Así, si el dólar se deprecia, no tendremos que preocuparnos; pero igualmente, si la divisa se aprecia tampoco quedará recogido el beneficio procedente de dicha revalorización.

¿Qué estrategia debemos seguir? La respuesta es sencilla: dependerá de las previsiones que tengamos acerca de la evolución de una divisa y del riesgo que queramos asumir. Si queremos centrarnos en el riesgo país/sector, y olvidarnos de la volatilidad extra que supone invertir en divisas, nos convendrá buscar fondos con cobertura -aunque hay que decir que en la actualidad, y aunque las gestoras van incorporando nuevas opciones poco a poco, todavía no son muy abundantes-.

A un inversor a largo plazo generalmente no le debería molestar tanto la fluctuación de la divisa, pero hablamos de periodos mínimos de cinco años.

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