No debemos creer todo lo que vemos. Pero tampoco podemos creer en aquello que nos dicen sin tener pruebas de ello. Incluso en nuestras inversiones, a veces lo empírico, es decir los históricos y trackbacks comprobables no son suficientes para garantizarnos el éxito futuro. Los efectos placebo son una constante en las propuestas bancarias, y sólo de ese modo los clientes pueden seguir bebiendo los vientos de sus gestores. No hay mejor pardillo que el que se deslumbra ante una corbata, un par de tecnicismos y una lujosa oficina con una publicidad machacona en los medios de comunicación. No hay mejor presa que la que voluntariamente se mete en la boca del lobo.
El mundo es cambiante, pero los errores que comete la multitud son repetidos constantemente. Y en esto de la gestión del patrimonio, no es cómo empieza, sino cómo acaba. No creáis todo lo que veréis en este video ni, por supuesto, todo lo que os proponga alguien a quien no pagáis por su asesoramiento (podéis seleccionar los subtítulos en español).
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