A pesar de lo que los temores puedan insinuar, el camino para evitar que Francia siga la senda periférica de la desconfianza de los Mercados, es única. No importa quien gobierne, puesto que la soberanía es un derecho que la mayoría de países de la Eurozona ya no pueden pagar: "Hollande o Sarcozy, austeridad sí o sí."