Qué listos nos hemos vuelto con el paso de los años. ¿Qué es una subprime? ¿Habías oído esta palabra años atrás, cuando aún nadie se enteraba del tsunami financiero que terminaría arrasando el planeta? Seguramente esta palabra inglesa, que se utiliza para aludir a un préstamo, hipoteca o inversión de mierda (alto riesgo), no te suena a chino, porque en los últimos años ha llenado páginas y más páginas de información económica e incluso se ha colado ya en las conversaciones de los ciudadanos profanos en economía. Hasta tal grado se ha popularizado que fue elegida como la
Palabra de 2007 por la Sociedad Americana de Dialectos.
No hay duda de que la crisis está enriqueciendo el vocabulario financiero de los ciudadanos, principalmente de los pepitos con hipoteca a cuarenta años. Pero los expertos esperan que más allá de popularizar palabras que habían sido de uso exclusivo para los especialistas en economía, la crisis sirva también para que los ciudadanos amplíen su conocimiento sobre conceptos básicos (qué es el tipo de interés, cómo funciona la bolsa, qué es el IVA o el PIB) que les conciernen como consumidores, como empleados o empleadores, como contribuyentes o como usuarios de servicios financieros. Porque los españoles suspendemos en cultura financiera y hay que echarle la culpa a la ausencia de este tipo de formación en las escuelas.
Y es que poco ha cambiado desde que, hace ya unas décadas, el economista y escritor
José Luis Sampedro se preguntara
por qué los alumnos de secundaria y los bachilleres salen de las aulas conociendo la calcopirita pero sin tener ni puta idea sobre qué es un banco, cuando la gran mayoría nunca volverán a toparse con este mineral pero todos abrirán una cuenta corriente.
Tenemos
el infierno de la ESO repleto de asignaturas absurdas que los profesores explican a través de documentales y recortes de internet, como
Educación para la ciudadanía o
Proyecto integrado, pero no hay lugar para luchar contra la incultura económica. Nos piden a los profesores que enseñemos en valores y no se dan cuenta de que esa labor es de la familia. A mí mis padres me enseñaron a quitarme la gorra al entrar en clase y a no eructar en público, mientras que al colegio iba a aprender matemáticas e idiomas.
Aún así me pregunto si el problema no será de Lengua y no de Economía. Habría que explicar el verdadero significado de la frase "Nadie da duros a cuatro pesetas". O quién sabe, a lo mejor es de Historia.