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El mercado petrolífero, especulación, o desdequilibrio?.

Me gustaría en esta ocasión, dados los tiempos que corren, y tras el último shock petrolero vivido este verano, con precios por barril en torno a 140$, hacer un pequeño repaso del panorama actual que vivimos en los mercados en relación a esta materia prima, en los que se barajan si estos vaivenes son provocados por especulación o desequilibrio.

Dejando al margen los altibajos de los precios de este bien básico, voy a tratar de analizar la situación actual del panorama energético en el mundo en lo que al petróleo se refiere.

Actualmente, la demanda mundial de petróleo es ligeramente superior a 86 millones de barriles al día. Tras crecer a una tasa media anual acumulativa en los 10 últimos años del 1,4%, la demanda creció en 2007 el 1,1%, esto es, aumentó en 1 millón de barriles al día, y, según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), en 2008 volverá a crecer en igual cuantía. Así pues, el crecimiento de la demanda, aunque se ha ralentizado algo, sigue fuerte.

Ese sostenido crecimiento de la demanda no ha tenido su origen en los países industrializados de la OCDE -que han reducido la "intensidad energética" sino en los países emergentes especialmente China, India y los países de Oriente Medio. El principal impulsor de ese aumento es y seguirá siendo el sector del transporte. Ese vigoroso crecimiento se ha visto espoleado, en China y en otros países, por las subvenciones públicas al combustible, que al compensar el encarecimiento en origen del petróleo, han impedido que los mayores precios moderaran el consumo final. Pero recientemente, la progresiva eliminación de las subvenciones en países como India, Malasia e Indonesia está contribuyendo a la moderación del crecimiento de la demanda.

A la vista de lo anterior, en el futuro inmediato no hay que prever problemas graves de suministro o severos desajustes entre oferta y demanda. Incluso cabría pensar en una relajación del precio del petróleo, tras las intensas subidas de los últimos meses.

Los tres grandes factores que podrían impulsar el aumento de producción serían:

- El desarrollo de nuevos campos, tanto de hidrocarburos convencionales como no-convencionales (arenas bituminosas, crudo extrapesado, tight sands...)

- El aumento de la producción de bio-combustibles.

- Mejoras tecnológicas de la capacidad de extracción en campos ya existentes.

Esos tres factores sólo permitirán un crecimiento neto de la producción si contrarrestan el previsto agotamiento o declive de algunos yacimientos actualmente en explotación, entre los que destacan los del Mar del Norte, México y EEUU. La AIE ha estimado que ese declive de la producción de algunos yacimientos provocaría, de no ser compensada por un aumento compensatorio de la producción de otros, una reducción de la producción mundial total de petróleo del 5,2% anual durante el período 2008-2013.

A pesar de la volatilidad de los pecios actuales, en mi opinión consecuencia de la desconfianza que reina en los mercados durante los últimos 6 años, el precio del barril de petróleo no ha dejado de subir, pero en los últimos doce meses ese crecimiento se aceleró y el precio, expresado en dólares, se duplicó, rebasando en julio de 2008 los 140 $, para volver a bajar en la época actual hasta la mitad de su valor.

Ese encarecimiento ha tenido un efecto inmediato y significativo en las tasas de inflación de todos los países, a pesar de que, debido a la existencia de subvenciones o desfases en la actualización de algunos precios vinculados al petróleo, no se han manifestado todavía en su integridad en los índices de precios de algunas economías.

En este escenario, cobra importancia en papel de los inversores financieros, a los que se les achaca las espectaculares subidas del precio de esta materia prima durante el verano, aunque debemos de apuntar que , en el mercado internacional del petróleo el mercado "al contado" (spot) tiene un papel muy limitado: el precio de referencia más utilizado en las transacciones individuales con entrega física suele ser un precio a plazo (forward) a 2 o 3 meses, a partir del cual se pactan ciertos descuentos.

A favor de que el precio del petróleo no ha sido provocado por la especulación, el encarecimiento del petróleo obedece a las "razones fundamentales" sobre el creciente desequilibrio entre una demanda mundial al alza y una oferta relativamente rígida. Para fundamentar esta afirmación, expongo a continuación las siguientes razones:

- Hay algunos minerales y productos básicos (como el hierro, carbón, arroz...) cuyo precio ha subido tanto o más que el del petróleo, pero que no son objeto de negociación en ningún mercado de futuros ni financiero.

- El precio del petróleo ha estado subiendo en momentos en que decrecía el open interest en futuros sobre petróleo (es decir, contratos vivos de compraventa, no cancelados con anterioridad a la fecha de entrega prevista). Tampoco han aumentado en ese período las posiciones especulativas netas de carácter no-comercial. Esa evolución parecería desmentir la hipótesis de que la especulación causó la subida de precios: una oleada especulativa compradora instigada por el deseo de lucrarse con una subida del precio del petróleo debiera haberse plasmado en la aparición de posiciones "largas" en futuros de petróleo (a la espera de que su precio suba y los contratos puedan liquidarse con beneficio), cosa que aparentemente no se produjo.

En los últimos meses se ha constatado incluso una reducción de las posiciones de los inversores financieros en petróleo y otros productos básicos: en unos casos, por temor a cambios regulatorios inspirados por la preocupación política ante la carestía del petróleo; en otros, como consecuencia de la caída de precios de la renta variable y de las carteras de renta fija, que obliga a disminuir el importe absoluto de otros activos para que conserven su peso relativo.

Pero también se admite la posibilidad de que el precio de este bien haya experimentado esos diferenciales de precio (recordemos que en verano estaba a 140$, y, a día de hoy, marca mínimos en torno a los 67$) venga por parte de una oleada masiva de especuladores, los principales argumentos a favor que he recopilado son:

- Las perspectivas de la demanda y la oferta mundial de petróleo no han cambiado de forma significativa en los últimos tiempos.

- No existen estadísticas fiables sobre el volumen de la inversión financiera en mercados de productos básicos. Una de las razones fundamentales es que la CFTC de los Estados Unidos permitió hace años que se clasificaran como "comerciales" posiciones que, intermediadas por miembros del mercado, respondían en última instancia a una finalidad financiera. Además, no existen cifras fiables sobre la negociación de contratos over-the-counter (OTC).

- La fuerte subida del petróleo y otros productos básicos ha coincido con el agravamiento de la crisis de las hipotecas de alto riesgo en agosto de 2007 y, en general, con la súbita desconfianza de muchos inversores por activos financieros que hasta entonces se consideraban de alta calidad. Ese fenómeno puede haber aconsejado a muchos gestores la incorporación a sus carteras de commodities negociados en mercados líquidos (como el petróleo), con un propósito inicial de diversificación. Ese trasvase, al generalizarse y contribuir a la elevación del precio de tales activos, habría avivado aún más el apetito de cuantos inversores se guían por los rendimientos y tendencias pasados, generándose así una "burbuja" en los precios de tales bienes, burbuja que puede haber explotado a raíz de la crísis del mercado de crédito.

En tal caso, el problema se trataría de que un ligero trasvase de activos dentro de las carteras de inversión de muchos inversos particulares e institucionales, al transformar súbitamente el petróleo y otros productos básicos en una nueva categoría de activos financieros. Esto parece haber provocado una dinámica alcista en sus precios que, auto-sostenida o "retro-alimentada", está teniendo a corto plazo una grave consecuencia en la economía real, al afectar a productos esenciales, y buena prueba de ello son las oscilaciones en el precio que esta materia prima ha tenido en los últimos meses sin haberse modificado otras circunstancias nada más que la crisis de confianza que nos azota.

En definitiva, la reciente incorporación del petróleo y otros productos básicos al elenco de grandes activos financieros cotizados en el mercado financiero global podría haber hecho su cotización tan sensible a cambios de expectativas como la de otros activos financieros. No se trata, pues, de que la evolución del precio no responda a los fundamentos del mercado del petróleo -esto es, a las tendencias a medio plazo de la oferta y la demanda-, sino de que, al haberse transformado el petróleo en un activo financiero, la evaluación por el mercado de las perspectivas de tales fundamentos queda en la actualidad expuesta a oleadas y vaivenes parecidos a los que experimentan las Bolsas y otros mercados financieros.
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