A menudo, en la vida y en el trading, nos damos cuenta demasiado tarde de cómo puede influir nuestro estado de ánimo, nuestra predisposición mental, y en definitiva, nuestra actitud mental, a la hora de conseguir conseguir materializar proyectos beneficiosos o de lograr resultados positivos, tanto en nuestro devenir cotidiano como en nuestra operativa en los mercados bursátiles...
Por supuesto que sería todo demasiado simplista y demasiado extremo, si lo tratamos de aplicar categóricamente y reduciéndolo a su mínima experesión, termináramos concluyendo que si nos sentamos a operar con una sonrisa de oreja a oreja, nos van a salir bien todas nuestras inversiones, lograremos nuestros profits siempre y no nos va a saltar nunca ningún stop, y por contra, si nos situamos frente a las pantallas tristes, malhumorados o enfadados, encadenaremos una operación negativa tras otra...
No se trata de éso, no, ni mucho menos. Ojalá se pudiera demostrar que existe algún sentimiento que pudiera influir directamente en los gráficos, que fuera capaz de mover las velas y cambiarlas de voluntad en el sentido de nuestra operación...pero no es así. El mercado hará siempre cualquier cosa en cualquier momento, da igual lo que se pueda preveer, lo que uno piense o lo que sería presuntamente lógico: el precio se encaminará hacia dónde quiera, independientemente de nuestro deseo...y de nuestro humor.
¿Cómo afectan las emociones a nuestro trading?
Porque todos habremos podido tener la sensación de que cuando se está de buen humor, parece que las cosas nos salen mejor, y que hasta tenemos algo más de "suerte"...Y por contra, cuando estamos enfadados, malhumorados o acomodados en la queja y la crítica continua, el pesado de "Murphy" sigue envolviéndonos con su ley, y cuando algo tiene que salir mal, inevitablemente seguirá saliendo mal...
Pero sí que no se puede negar, que tanto por propia experiencia como por lo que cuentan muchos compañeros y alumnos con los que comparto parte del camino y de mis experiencias, el estado de ánimo es vital a la hora de poder afrontar el mercado y nuestras operaciones con más o menos calma, con más o menos confianza, con más o menos concentración y focalización, y hasta con mayor porcentaje de aciertos en las compras y las ventas que efectuemos en los diferentes índices, divisas, acciones o materias primas con las que operamos.
Trataré de explicarlo con ejemplos más concretos y reales: alguien que haya pasado una mala noche, ha dormido poco, y no se encuentra físicamente bien, y lógicamente, está cansado y malhumorado, se sentará a operar en desventaja y no verá los gráficos con la misma claridad y agilidad mental que si hubiera descansado bien
Otra persona que haya discutido fuertemente con su pareja, con un vecino o con quien sea, y que intente ver hacia dónde va el precio y decidir si compra o si vende bajo ese estado de ofuscación y rabia, no será lo suficientemente objetivo a la hora de determinar las señales que se producen en el mercado, y lo normal es que termine sobreoperando (y de un modo erróneo) para "descargar" esa adrenalina que lleva dentro.
Alguien que haya perdido mucho en la última sesión o en el último día en el que haya operado, y que encima lo haya hecho por saltarse sus normas y su sistema, a la mañana o a la tarde siguiente, cuando trate de volver al mercado, o abandona ese deseo de "venganza", de frustración y esas ansias por recuperar rápidamente lo que ha perdido, o ese enfado terminará incrementándose de nuevo porque se va a sentar con el peso a sus espaldas del "dolor emocional" de todas las malas operaciones anteriores (las arrastrará y le bloquearán su mente y hasta su mano a la hora de darle o no al ratón en un momento determinado) y terminará inevitablemente siendo indisciplinado y operando sin lógica, sin cabeza... y sin buenos resultados.
Por eso incido siempre cada vez que doy un curso de trading en que, si bien la gestión monetaria es importante (el número de contratos con el que se entran, según el capital de que se disponga y según la experiencia de cada cuál), si el sistema que empleemos y en el que nos basemos para realizar nuestras entradas y salidas también lo es también, por supuesto que la gestión emocional debe ser otro de los pilares básicos para poder avanzar hacia la bendita consistencia en el trading y para convertirse en un trader que opere mucho más objetiva que subjetivamente.
Y todo es entrenable, todo es mejorable... tanto la aptitud y los conocimientos, tanto nuestra gestión técnica como la emocional, tanto el aprendizaje teórico, como nuestra propia actitud a la hora de afrontar nuestra operativa.
Y en el tráding, como en todo, tampoco estará de más tomarse las cosas con un sentimiento distinto, más positivo, saber que la entrada que uno hace en el mercado es coherente con su sistema y su criterio, y mientras dure la operación intentar sufrir lo menos posible. Si uno es capaz de tener desapego con el resultado y centrarse en la operativa, ¿por qué no tratar de mejorar y controlar esa faceta emocional o y realizar la operativa diaria con ánimo, con buen humor?
El mercado no va a saber si estamos tristes o contentos cuando lanzamos una orden, seguro, y las velas no van a cambiar de rojo a verde o viceversa si estamos alegres o tristes,pero los nervios y el mal humor seguro que tampoco ayudan, porque terminarán haciéndonos ver más negro de lo que realmente es y puede ser...
