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De mayor quiero ser millonario

Resulta curioso lo divertido que nos parece que un niño nos conteste eso cuando le preguntamos qué quiere ser de mayor. Quizá deberíamos hacérnoslo mirar. ¿Dónde está lo divertido? La respuesta no es compleja: la sociedad en su conjunto nos rodea de señales que hacen que pensemos que es absurdo plantearse siquiera reunir dinero. Nuestros padres nos repiten machaconamente mientras crecemos que debemos estudiar una carrera y conseguir un buen trabajo...


Pero a diferencia de las carreras para ser arquitectos, informáticos o abogados, no hay una para ser millonario. Sin embargo, con poco que nos interesemos por ello, existen miles de libros que explican cómo invertir el dinero para minimizar los riesgos de pérdida. Hay una cantidad inmensa de información por aprender antes de hacerlo de forma segura, pero no es mayor que la necesaria para aprender a diseñar un edificio, por ejemplo.


Miles de inversores "aficionados" pierden cada día mucho dinero en los mercados de inversión. Ese mismo dinero alimenta las ganancias de "profesionales" que sí que han estudiado el mercado cuidadosamente y lo conocen bien. Los primeros llegan alimentados por el sueño de hacerse ricos rápidamente, siguiendo la vieja costumbre de no leer el manual de instrucciones. Alimentados por una idea romántica que no existe: si fuese tan fácil habría millones de millonarios, lo que por definición no es posible ya que no hay tanto dinero en juego. Y reforzado por la idea de que uno se cree siempre más inteligente que el resto.

 

Ganar en los mercados no es una cuestión sólo de inteligencia: hay que conocer bien el campo de batalla, hay que tener una estrategia, se ha de conocer uno a sí mismo lo suficiente como para controlar los sentimientos, se ha de saber leer las señales que indican lo que va a hacer la masa de inversores y, sobre todo, se ha de estar siempre dispuesto a perder, porque las pérdidas son las que enseñan mejor que nada lo que se puede y lo que no se puede hacer (es el precio de aprender).


Por tanto, si realmente quieres ser millonario de mayor, lo primero es desearlo realmente y estar dispuesto a emprender un camino largo pero muy rentable. Lo segundo es saber tratar con nuestro entorno que intentará incansablemente y por todos los medios que se nos vaya la idea de la cabeza: si lo deseas realmente no abandonarás. Y lo tercero es empezar a aprender incansablemente: nunca sabremos lo suficiente y la vida es un camino de aprendizaje.

 

Lo importante, lo realmente importante, es no estancarse, que es justo lo que hacemos la mayoría: un trabajo, unas obligaciones, unas deudas, un sueldo mensual, y una rutina que lo acaba pudriendo todo... Llegar a la edad de jubilación y preguntarse dónde fueron todos los sueños que teníamos de jóvenes es triste y duro. ¡Muévete ya!

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