Cualquier aficionado a los deportes lo tiene clarísimo, una buena defensa es esencial para ganar partidos.
Cualquier general que aprecie su vida (también) lo lleva marcado en sangre. No se te ocurra descuidar tu retaguardia.
En finanzas en cambio, parece que este concepto (que debería ser evidente) cuesta más.
Mucho más.
Por costar, a veces, cuesta hasta fortunas.
Antes de atacar, defiende tu capital. D-e-f-i-e-n-d-e tu capital. Norma primera, sagrada y excluyente del trading y/o inversión.
A todos nos gusta golear más que defender.
Sobre el ataque se construyen los castillos en el aire. Pero no las fortunas.
Algunas sí, pocas. Pero son la excepción y tendiran a durar poco. Hasta que la suerte revierta a la media.
¿Y cómo se defiende el capital?
Pues tomando riesgos controlados. Del tipo del que no te hacen rico de la noche a la mañana pero te permiten seguir en el juego cada día.
Desoyendo cantos de sirena, haciendo caso omiso al cuñadismo y tirando más del excel que de las corazonadas.
Vaya, todo muy aburrido.
Pero es que aquí no hemos venido a divertirnos si no a ganar dinero.
Y los dos a la vez casi que no. Al menos, no a menudo.
Es lo que hay.
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