Esta segunda y última entrega sobre la capacidad predictiva del la geometría la voy a dedicar al estudio de las propiedades de los cuadrados y los triángulos para anticipar zonas de resistencia y soporte y períodos temporales donde un cambio de dirección del precio está indicado.
Cuadrados
Todos conocemos las propiedades esenciales de un cuadrado, que consta de cuatro lados que forman ángulos de 90º entre ellos. La utilidad más aparente es la de proporcionarnos lo que se conoce como ángulos geométricos, llamados así precisamente porque derivan de la geometría propia del cuadrado. Veamos un esquema de esto que acabo de comentar.
Resulta obvio que de la subdivisión de un simple cuadrado emana un abanico de ángulos que pueden ser útiles para encontrar zonas de soporte cuando el precio de un activo, por ejemplo, desarrolla una corrección dentro de una tendencia alcista. En el siguiente gráfico del Euro Stoxx 50 he dibujado el clásico abanico de ángulos geométricos.
Puede observarse cómo el precio encuentra resistencia y soporte en alguno de los ángulos, sobre todo en el de 45º. Ahora bien, la gran caída que acontece en marzo de 2007 no es detenida por ningún ángulo. ¿Qué es lo que falla aquí? Muy sencillo. El problema radica en que para trazar adecuadamente los ángulos debe integrarse en la ecuación la pendiente creada por el primer impulso del precio dentro de la tendencia. Dicho con otras palabras, los ángulos han de ajustarse al plano creado por el primer impulso o vector del precio al comenzar una tendencia. Veamos el siguiente gráfico.
He destacado con una línea gruesa el vector o primer impulso del Euro Stoxx 50 desde los mínimos de junio de 2006. Después he ajustado el abanico de ángulos a la pendiente creada por ese primer impulso. Resulta notorio que la caída ocurrida en marzo de 2007 ahora sí es "cazada" por el ángulo de 45º ajustado. La cuestión que surge es, ¿cómo he ajustado los ángulos? El siguiente gráfico lo explica.
Lo único que he tenido que hacer es imaginar que se gira el plano del gráfico o eje vertical-horizontal hasta colocarlo con el mismo ángulo del primer impulso o vector. Después, he tomado ese vector como lado de un cuadrado que lógicamente tiene la pendiente propia del vector, y el ángulo de 45º y el resto de ángulos geométricos aparecen ante nosotros de forma cristalina. He aquí, por tanto, una de las virtudes de los cuadrados: ofrecernos los ángulos geométricos ajustados al movimiento del precio.
Vamos a ver el efecto de este recurso técnico aplicado al gráfico del S&P 500 que empleamos en la primera entrega de esta serie.
La conclusión no puede ser más rotunda. El ángulo de 45º ajustado tiene un mayor afinamiento que el ángulo de 45º clásico para ofrecer soporte al precio. Vamos a ver ahora el aspecto del cuadrado uno de cuyos lados es el primer impulso o vector, cuadrado gracias al cual he podido trazar ese ángulo de 45º ajustado.
Una vez trazado el ángulo de 45º ajustado, he dibujado también líneas paralelas a ese ángulo y las he proyectado desde zonas concretas del cuadrado para ofrecerme puntos que han funcionado alternativamente como resistencia y soporte.
Pero vayamos un paso más allá. En el siguiente gráfico, he copiado dos veces el cuadrado con pendiente y he apilado esas copias encima del cuadrado original. Las líneas horizontales que surgen de las copias del cuadrado proporcionan puntos que también alternan su función como soportes y resistencias.
Por último, voy a usar un ángulo muy concreto capaz de expandir de forma proporcional el tamaño de los cuadrados mediante la ratio universal de Fibonacci. Pero para la comprensión del ejemplo que viene a continuación, conviene fijarse en lo siguiente:
A la vista está que los cuadrados pueden subdividirse en cuadrados más pequeños. Y todos ellos guardan un as en la manga. Vamos ya con el ejemplo.
Como decía antes, he trazado el ángulo de Fibonacci, que al cortarse con otro ángulo específico que nace del máximo del primer impulso o vector permite dar comienzo a un proceso de construcción de cuadrados que consigue que cada nuevo cuadrado sea el resultado de la suma de los dos anteriores (el clásico principio aditivo de la secuencia de Fibonacci). Mediante esta técnica pueden encontrarse fechas de potencial giro del precio y también zonas donde el precio encontrará resistencia o soporte. Adviértase que también he procedido a la subdivisión de alguno de los cuadrados y que esas subdivisiones cumplen asimismo su función.
Triángulos
Resulta difícil olvidar el teorema de Pitágoras, según el cual en todo triángulo rectángulo el cuadrado de la hipotenusa es igual a la suma de los cuadrados de los catetos. Si tomamos como hipotenusa nuestro ya conocido primer impulso o vector, y consideramos el factor tiempo y el factor espacio como los catetos, resulta posible encontrar una cifra que, expandida después con ratios muy concretas, nos proporciona fechas donde un giro del precio está indicado.
Todas las flechas del gráfico son semanas concretas surgidas de los dos triángulos rectángulos trazados en el gráfico, donde he tomado por hipotenusas los vectores o primeros impulsos. Creo que el gráfico habla por sí solo.
Permanezcan atentos.