Esta crisis se da en el ámbito económico y financiero mundial, con datos técnicos que tan sólo entiende y utiliza una pequeña parte de la población. Eso es una herramienta utilizada por los altos cargos del Estado, ya que saben que la repercusión de una noticia depende totalmente del modo en que se diga. Por lo tanto, el desconocimiento de la situación económica actual por parte del ciudadano de a pie no se debe a la falta de información, sino a la falta de comprensión. No se trata del “qué” dices, sino de “cómo” lo dices y de “cuándo” lo dices. Un claro de ejemplo de ello es lo que el Presidente del Gobierno J.L. Rodríguez Zapatero tardó en calificar la situación económica con la palabra “Crisis”. Hasta ese momento, ya eran muchos los que se habían dado cuenta de que algo iba mal, pero en el momento en que Zapatero utilizó la palabra “Crisis”, mucha gente se asustó.
Desde entonces han pasado algo más de tres meses, y se ha demostrado que la crisis había empezado mucho antes de lo que nos hicieron ver. Las medidas que se están tomando son de una índole impresionante, y han sido varias empresas las que se han visto en serios apuros para sobrevivir. Pero, ¿que es lo que cree que está pasando el ciudadano medio? ¿Cómo le afecta? Mucha gente sigue considerando que no nota la crisis, que no les afecta…pero eso no es verdad. La crisis afecta a todo el mundo, en mayor o menor medida, pero a todo el mundo. Otra cosa es que uno no se de cuenta. ¿O acaso uno no ve como sube el precio de las cosas, es decir, su dinero vale menos? ¿Y las subidas del euribor? ¿Las dificultades de obtener financiación? ¿La tasa de paro? ¿El desplome de la bolsa?
La realidad es que tanta inyección de liquidez, tanto rescate de bancos y aseguradoras, tienen una mayor repercusión de la que se le da. El gobierno español va a destinar 100.000 millones de euros para ayudas. ¿De dónde sale ese dinero? Pues del contribuyente. De hecho, no hay más que ver el efecto que está teniendo la crisis en las empresas. Cada día salen varias noticias sobre nuevos EREs, y despidos multitudinarios, como el protagonizado por Whirpool, que pretende despedir a 5000 empleados en EEUU, y otros tantos en Europa. ¿Qué harán esos trabajadores? Algunos serán recolocados o contratados por otras empresas, pero el resto tendrán que hacer frente a sus gastos con una mínima pensión. Esta crisis está dejando claro que nadie o casi nadie están a salvo, y que por tanto, hay que tomar medidas, y apretarse el cinturón. Se acabó el derroche, y el vivir por encima de las posibilidades de uno mismo, ya que ahora toca prepararse para lo que pueda venir, ya que nadie puede confiar plenamente en que va a seguir teniendo trabajo, y manteniendo el mismo poder adquisitivo, y sobre todo, nadie sabe cuándo y de que modo acabará la crisis.