Siempre se ha dicho que los bancos son un modelo de negocio que esta basado mas que ningún otro en la confianza. Una confianza que consigue dar estabilidad a todo el sistema y que hace que las cosas sigan funcionando.
Sin embargo la prolongada crisis que estamos sufriendo ha atacado de lleno al corazón del sistema sembrando de dudas y miedos a todos los agentes que operan en él. Asi de simple, asi de sencillo y emocional.
Ya nadie se fia de nadie. Una crisis interminable y demasiados errores. Como una relación amorosa, tantos desengaños nos han llevado al punto de ruptura, de quiebra. Esto no hay test de estrés que lo solucione.
Y es que no estamos asistiendo a un proceso de reconversión, sino a una demolición controlada que se está transformando en un derrumbe del sistema bancario. Es vergonzoso ver como el organismo supervisor bancario en España interviene un banco al día siguiente de celebrarse unas elecciones generales.
Los políticos, los bancos centrales, los reguladores y un largo etcétera han hecho mal su trabajo. Han querido ocultar la realidad y ahora el problema se les va de las manos, pues el problema es sistémico y llega ya no sólo a bancos y cajas de ahorro, sino a ayuntamientos, comunidades autónomas y Estados.
A pesar de todo todavía hoy el Banco de España es quien de forma programada va derribando a aquellas entidades que se encuentran en una situación límite. La última, como es sabido fue el Banco de Valencia. Pero este es sólo uno de los 28 bancos y 16 cajas de ahorros intervenidas por el Banco de España desde 1978. Y es que siempre ha habido manzanas podridas.
El primer banco intervenido fue el Banco de Valladolid en 1978, al que le siguieron media docena más entre 1980 y 1982. La intervención mas sonada de todas fue la del Banco Español de Crédito en 1.993 y que llevó a Mario Conde a la cárcel por un “agujero” que precisó de una inyección de 1.168 millones de euros. Una cifra que parece de broma al lado del de las cajas de ahorros intervenidas (CCM, CAM y Cajasur) en la actual crisis y que curiosamente no ha llevado a nadie a la cárcel ni parece que vaya a hacerlo.
Entre tanta desgracia financiera, destacan las intervenciones de las entidades de la Comunidad Valenciana, que reflejan el desastre de una región entera. Parece lógico pensar que sea como consecuencia de tanto empacho de ladrillo, pero la historia de quiebras e intervenciones en la Comunidad Valenciana tiene algún antecedente más. Aquí la lista:
1982. Banco de Levante
1991. Caja Provincial de Alicante y Valencia
2011. Caja de ahorros del mediterráneo
2011. Banco de Valencia
A estas hay que sumar la dilución de la tocada Bancaja en Bankia. Y mejor no hablamos de cómo están las Cajas rurales en Valencia. Pero no es más que un ejemplo de cómo estamos y cómo podemos terminar. Lo cierto es que aun queda mucha ruina económica por descubrir. Las dos grandes cuestiones son ¿cómo hemos llegado a esta situación? Y ¿Cómo vamos a salir de esta?