Ayer la mayoría de titulares sobre las medidas que había adoptado el Banco Central Europeo iban en la línea de que ayuda a las entidades financieras, a las que les abre dos líneas de liquidez a tres años, y deja sin ayudas a los estados ya que no se compromete a comprarles su deuda para impedir que los tipos a pagar se disparen, pero si uno se para a meditar lo ocurrido resulta que no es así y de una forma indirecta también ayuda a los estados, lo que pasa es que lo hace dentro del marco legal al que tiene que ajustarse en sus decisiones.
Legalmente el BCE puede financiar a las entidades financieras y eso es lo que hace y para que les sea más fácil a estas entidades acceder a la financiación baja el listón de exigencias en cuanto a la calidad de los activos que admite. Ya no es necesaria la calificación AAA, ahora abre la mano y admite titulaciones con calificación A e incluso préstamos hipotecarios a pequeñas y medianas empresas y otros créditos que tengan el visto bueno de los bancos centrales nacionales. Con esta liquidez conseguida, las entidades financieras van a hacer dos cosas, la primera devolver el dinero prestado a sus acreedores con lo que se resuelve temporalmente el problema de las refinanciaciones pendientes en 2012 que tanto asustaban a los periodistas hace unos días. Las entidades acreedoras, fundamentalmente alemanas y francesas van a recibir su dinero a cambio de acumular “basura” en el balance del BCE. Pero como la vida sigue y hay que asegurar los beneficios de las entidades financieras, lo segundo que van a hacer es continuar comprando bonos de su estado para tener un buen margen de intereses sin riesgo. Y digo sin riesgo porque ya se va a encargar el BCE y el núcleo duro de la Comunidad Europea que el destino de este dinero prestado indirectamente a los estados sea el que ellos consideran adecuado. No va a ser para financiar gasto corriente ni mucho menos, el que entre en el juego va a tener que ajustarse el cinturón ya que el destino de este dinero va a ser para refinanciar su deuda y recomprar la “basura” que momentáneamente se está acumulando en el balance del BCE pero que al final del ciclo estará en las espaldas de los estados, y por lo tanto de sus ciudadanos, que tendrán que comprarla al precio que permita que las entidades financieras sigan subsistiendo.
Este proceso va a ser lento, durará unos cuantos años, los suficientes para que las entidades acreedoras cobren lo prestado conforme vayan llegando las fechas de vencimiento y lo doloroso que resulte para los ciudadanos dependerá de las decisiones que tome cada gobierno. En el caso español hay mucha “basura” que mover y si pretenden que toda pase a las espaldas de los contribuyentes a precio de tasación sin que los accionistas de las entidades financieras paguen la parte que les corresponde lo vamos a pasar muy mal porque no habrá dinero para nada. Parece que se está dando un paso en el camino correcto y los tenedores de las cuotas participativas de la Cam van a asumir su obligación. Si al final es así y los accionistas de las entidades que tengan problemas en el futuro asumen su responsabilidad el Estado tendrá que destinar menos recursos para esto y habrá más para otras inversiones más productivas.
Saludos.
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