A fecha de hoy, el Ibex se deja un 26,99% respecto del cierre de Enero de 2000. En términos interanuales un 32,92%. Verdaderamente catastrófico. Casi doce años y un inversor de entonces se deja un tercio de su inversión en bolsa.
Momentos de pánico e incertidumbre, producidos en los últimos tiempos, son los causantes de este despropósito. Esta crisis que amenaza el sistema o modelo económico actual, tal y como lo conocemos, no tiene parecido con ninguna otra crisis pasada. Ni por los motivos que la han inducido, ni por el contexto actual de economía global, ni por los volúmenes, tanto absolutos como relativos que se mueven hoy en las bolsas mundiales.
El regreso y la perforación de los mínimos de Marzo-2009, podrían llevar al índice a los 5.300 puntos de sep-02, inicio del anterior ciclo alcista. Un escenario posible pero no probable. Nuestras empresas no son ni la sombra de lo que eran entonces. Muchas de ellas han duplicado y más que triplicado su tamaño, su presencia internacional es cada vez más notable y se han convertido en verdaderas multinacionales muy diversificadas en sus áreas de negocio.
Si tenemos en cuenta que la confianza, es el verdadero motor de esta economía que tenemos, cuesta pensar que los propios acreedores sean los que quieran tirar abajo el modelo. Nadie en su sano juicio, al que le deban dinero, trata de hundir a su deudor y provocar en él un incumplimiento de sus compromisos financieros. Entonces, ¿qué está pasando?
Para mi todo pasa por los tipos de interés. Llevan muchos años en niveles extremadamente bajos, que significan un interés real negativo. Es decir, que el que presta dinero no tiene beneficio por que la inflación le resta valor y la tasa de retorno no le compensa. Su estrategia entonces es la de tensionar el mercado y que esos tipos de interés aumenten de una u otra manera. Creando así una situación, que lejos de ser la solución es más bien un agravante de la misma.
En definitiva, bajo mi modesto punto de vista, si los tipos de interés de las deudas soberanas retornasen a niveles más consecuentes con los tipos de interés a los que se financian empresas y familias (6%-8%), se cuidase que la inflación no superase niveles del 1,5-2,5%, se mantuviesen estables los tipos hipotecarios, se incentivasen los sueldos de acuerdo a criterios de eficiencia y productividad y se estableciera un calendario de amortización de deuda pública que retornase está a parámetros lógicos y consecuentes, muy posiblemente saldríamos de la crisis reforzados al haber aprendido una lección importante: El crecimiento artificial no es sostenible.
Dicho esto, como de una u otra manera vivimos un ciclo económico más, con toda la cautela y prudencia que se debe en estos momentos, la inversión en valores de renta variable de nuestra bolsa de valores ofrece una interesante rentabilidad en el corto-medio plazo con un potencial de revalorización superior al 30 %.
¡Buena Suerte!