Pues sí, las personas son el activo de mayor importancia estratégica para las empresas, pero no ahora como consecuencia de la globalización de los mercados, las nuevas tecnologías, o cualquier otro factor, sino desde hace ya mucho tiempo; desde el mismo momento en que el hombre primitivo unió sus fuerzas para conseguir satisfacer una motivación tan básica como la alimentación.
Confucio ya se percató del papel primordial que ocupan las personas en las organizaciones:
"Para la defensa de un reino no son suficientes ni las fortificaciones que se construyen ni los obstáculos naturales que representan las montañas y los ríos, ni la abundancia de armas. La mejor defensa de un reino consiste en la decidida voluntad de sus habitantes, la cual se gobierna mediante un gobierno humanitario y justo."
Para Confucio la voluntad de las personas es más importante que las fortificaciones, que las montañas o los rios y que incluso las armas. Traducida esta enseñanza al mundo empresarial significa que la voluntad de las personas es el recurso competitivo por excelencia, superior a cualquier otro. Por lo tanto, la voluntad, no sólo su "saber hacer", sino su "querer hacer" es algo que los actuales directivos deben buscar en las personas, pasando a ser una de sus principales tareas, y que debería tener traslación a todas las políticas de la empresa: reclutamiento y selección de personal, retribución, etc.
Confucio nos dice "mediante un gobierno humanitario y justo". Pero ¿cómo debe ser un gobierno humanitaro y justo?. Vamos a ver que nos propone Aristóteles sobre buen gobierno:
Tres grandes enseñanzas podemos extraer de esta magnífica recomendación:
1. No deben los dirigentes enunciar sin más una visión de la empresa (aunar voluntades), pensando que las personas la asumirán y la harán propia. Las personas no somos seres que se comportan estrictamente de una forma racional buscando la maximización de los beneficios de una organizacion. Y esto es algo que parecen no entender ciertos gerentes. La formulación de la visión es un proceso mucho más complejo y que trataremos en una próxima ocasión.
2. La inutilidad de redactar leyes, o de enunciar unos principios en cualquier organización observando la cultura empresarial únicamente desde el punto de vista de la integración. Mucho se ha escrito sobre la utilidad de una cultura fuerte desde Peters y Waterman, pero ¿de verdad pensamos que personas con distintas experiencias personales anteriores, distinta formación, edad, status, motivaciones etc son capaces de tener la misma percepción sobre un mismo hecho ?. Nos guste o no, existen muchas diferencias en una organización y el directivo eficaz debe ser capaz de percibirla desde el punto de vista de la "fragmentación"(que respeten las diferencias), ya que todos los intereses, motivaciones y formas de ver las cosas, siempre y cuando busquen el bien común, son igualmente válidas y deben ser respetadas.
3. Una de las tareas del directivo será la de educar a las personas para que actúen de forma responsable dentro de la libertad. Las personas en nuestro trabajo debemos ser responsables y libres. Así se nos debe tratar y así se nos debe exigir. Sólo de esta forma podremos dar lo mejor que llevamos dentro.
"Para la defensa de un reino no son suficientes ni las fortificaciones que se construyen ni los obstáculos naturales que representan las montañas y los ríos, ni la abundancia de armas. La mejor defensa de un reino consiste en la decidida voluntad de sus habitantes, la cual se gobierna mediante un gobierno humanitario y justo."
Para Confucio la voluntad de las personas es más importante que las fortificaciones, que las montañas o los rios y que incluso las armas. Traducida esta enseñanza al mundo empresarial significa que la voluntad de las personas es el recurso competitivo por excelencia, superior a cualquier otro. Por lo tanto, la voluntad, no sólo su "saber hacer", sino su "querer hacer" es algo que los actuales directivos deben buscar en las personas, pasando a ser una de sus principales tareas, y que debería tener traslación a todas las políticas de la empresa: reclutamiento y selección de personal, retribución, etc.
Confucio nos dice "mediante un gobierno humanitario y justo". Pero ¿cómo debe ser un gobierno humanitaro y justo?. Vamos a ver que nos propone Aristóteles sobre buen gobierno:
"El buen funcionamiento de una ciudad-estado no se asegura solamente por aunar voluntades hacia un mismo fin; se requiere también de leyes sensatas y apropiadas, que respeten las diferencias, y donde a los ciudadanos se les eduque para la responsabilidad civil dentro de la libertad."
Tres grandes enseñanzas podemos extraer de esta magnífica recomendación:
1. No deben los dirigentes enunciar sin más una visión de la empresa (aunar voluntades), pensando que las personas la asumirán y la harán propia. Las personas no somos seres que se comportan estrictamente de una forma racional buscando la maximización de los beneficios de una organizacion. Y esto es algo que parecen no entender ciertos gerentes. La formulación de la visión es un proceso mucho más complejo y que trataremos en una próxima ocasión.
2. La inutilidad de redactar leyes, o de enunciar unos principios en cualquier organización observando la cultura empresarial únicamente desde el punto de vista de la integración. Mucho se ha escrito sobre la utilidad de una cultura fuerte desde Peters y Waterman, pero ¿de verdad pensamos que personas con distintas experiencias personales anteriores, distinta formación, edad, status, motivaciones etc son capaces de tener la misma percepción sobre un mismo hecho ?. Nos guste o no, existen muchas diferencias en una organización y el directivo eficaz debe ser capaz de percibirla desde el punto de vista de la "fragmentación"(que respeten las diferencias), ya que todos los intereses, motivaciones y formas de ver las cosas, siempre y cuando busquen el bien común, son igualmente válidas y deben ser respetadas.
3. Una de las tareas del directivo será la de educar a las personas para que actúen de forma responsable dentro de la libertad. Las personas en nuestro trabajo debemos ser responsables y libres. Así se nos debe tratar y así se nos debe exigir. Sólo de esta forma podremos dar lo mejor que llevamos dentro.