Generalizando podríamos afirmar que las empresas necesitan ser más eficientes y mejorar su productividad, pero sobre todo y para mantener ésta a largo plazo, necesitan mejorar su competitividad, siendo ello muy difícil si no se posee una estrategia clara. Y el problema es que muchas empresas carecen totalmente de una estrategia definida.
En estas épocas difíciles suelen mejorar las empresas sus estructuras de costes: despidos de personal, eliminación de gastos superfluos, recortes de precios a nuestros proveedores, etc. Pero todas estas medidas son solo tácticas que pueden mejorar la situación de su empresa a corto plazo, pero si lo que realmente se desea es asegurar la continuidad de la misma a largo plazo deberá definir y desarrollar una auténtica estrategia empresarial.
La definición y el desarrollo de una estrategia, entendida como "la creación de una posición singular y valiosa que requiere un conjunto diferente de actividades (M. Porter) " es necesaria para el éxito a largo plazo de las organizaciones. Las empresas han de esforzarse por desarrollar un sistema de actividades único que las diferencie del resto de su competencia. Como dice Porter, estrategia es elección, a qué clientes me dirijo y a quienes no, que es lo que quiero ofrecerles y que no. A partir de estas elecciones hemos de imaginar nuestra empresa como un conjunto de actividades cuya combinación nos permita conseguir una ventaja competitiva sobre nuestros competidores.
No se quede esperando soluciones mágicas a la situación actual por parte del gobierno, ni por parte del BCE ni de cualquier otra administración, y empiece a pensar en que el conjunto de actividades de su empresa sea coherente con la estrategia elegida y que la coordinación entre ellas le ayude a conseguir ventajas competitivas.
En el próximo comentario veremos cómo la empresa española Mango ha consegurido definir y aplicar su estrategia.