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Pocos obstáculos ante el rally de Thanksgiving y fin de año

Con la celebración el próximo jueves del Día de Acción de Gracias, las Bolsas entran en un periodo tradicionalmente alcista, que empezando en torno a esa festividad se prolonga en principio hasta las Navidades, dando lugar al tradicional "rally" de fin de año. Es cierto que ha habido excepciones a esa regla, como lo fue, por ejemplo, el 2018, pero desde 1950 las subidas superan ampliamente a las caídas en la recta final del año.

Este año, además, las Bolsas, sobre todo las americanas, encaran el fin de año con la sensación de que ningún obstáculo puede interponerse en su camino alcista. El S&P acumula una subida desde el uno de enero superior al 25% y está ya en 4.700 puntos, muy por encima de las estimaciones más optimistas que se hacían al empezar el año que pintaban a los 4.400 puntos. Solo una semana después de que se publicase la mayor inflación en tres décadas, el S&P marcaba el pasado jueves su récord histórico número 66 en lo que va de año. La subida semanal ha sido del 0,3%, con lo que ha conseguido cerrar en positivo seis de las últimas siete semanas y, si nada se tuerce, va camino de cerrar en noviembre nueve meses en positivo de un total de once.
 
Son cifras excepcionales que, insistimos, van más allá de las estimaciones más optimistas y que se producen en medio de algunas preocupaciones sobre la inflación, sobre el crecimiento a medio plazo, y sobre el modelo de sociedad que estamos diseñando tras la pandemia. En septiembre parecía que esas preocupaciones podían dar lugar a una corrección del entorno del 10% o incluso del 20% pero esa corrección nunca ha llegado y a la vista de los números antes mencionados podríamos decir que nadie la espera.

En concreto, esta última semana las alzas han sido impulsadas por el dato de ventas minoristas americanas de octubre, que subieron inesperadamente un 1,7%, y por los magníficos resultados del tercer trimestre y las buenas previsiones para la campaña de Navidad de las grandes cadenas minoristas americanas como Walmart, Home Depot, Lowe's, Target, Macy's o Kohl, entre otras. La idea es que el consumo sigue fuerte, pese a la subida de precios por la inflación y pese a los recientes informes de la Conference Board que apuntaban a una caída de la confianza del consumidor americano. También han ayudado los buenos resultados de otras compañías que publicaron cifras la semana pasada, como Nvidia, y algunos buenos datos en China, como las ventas minoristas y la producción industrial de octubre.

Las malas noticias, como la caída mayor de la esperada del PIB japonés del tercer trimestre que se conoció el pasado lunes o el nuevo confinamiento general decretado por Austria el viernes, han pasado desapercibidas en un ambiente, como decíamos, dominado por un optimismo extremo tras haber superado las estimaciones de beneficio el 81% de las compañías miembros del S&P que hasta el momento han presentado sus cifras del tercer trimestre, que son ya el 95% del total.

Por ver algún ángulo no tan positivo, la semana pasada las Bolsas europeas, con excepción de la alemana y la francesa, han tenido ligeras caídas (Eurostoxx -0,32%) y el MSCI de Bolsas emergentes y el Dow Jones también cedieron el 1,3% en la semana. Realmente vuelven a ser las tecnológicas las que tiran de la Bolsa americana (Nasdaq +1,24% en la semana) sin ser, por tanto, un movimiento alcista generalizado.
 
En nuestra opinión, la actuación de los Bancos Centrales manteniendo los tipos pese al repunte de la inflación sigue siendo el factor clave que da soporte a las Bolsas. La semana pasada Christine Lagarde volvió a insistir en que el BCE no debe precipitarse a la hora de endurecer su política ("rush into a premature tightening") y en EE.UU. parece que Biden está pensado en nombrar como nueva presidenta de la Fed a Lael Brainard, que está considerada como más partidaria incluso que Powell de políticas ultraexpansivas y que disfruta del apoyo de los llamados demócratas "progresistas". Recordemos que estos demócratas siguen a la economista Stephanie Kelton, promotora de la MMT (moderna teoría monetaria) que propone un déficit público y una deuda pública sin límite alguno.
 
Si vamos hacia ese mundo de total laxitud monetaria e inflación alta, es obvio, como venimos diciendo en nuestros comentarios a partir de julio, que las Bolsas pueden subir mucho más, porque todo el dinero de los bonos vendrá a la renta variable.
 
Hay inversores legendarios que piensan de forma diferente, como Michael Burry, que hizo fortuna en el 2008 poniéndose corto y que alcanzó notoriedad por la película "The big short". Burry viene alertando desde hace meses de la burbuja que hay en las Bolsas, sobre todo en algunos valores, y ha hecho públicas posiciones cortas frente a dos grandes símbolos del mercado alcista post Covid, a saber, Tesla y la gestora Ark Investments dirigida por Cathie Woods.

En esta semana semifestiva en EE.UU. por el Día de Acción de Gracias hay pocos resultados empresariales y algunas noticias económicas, como algunos Markit/PMIs adelantados de noviembre, o como la segunda lectura del PIB americano del tercer trimestre. Será especialmente importante el llamado deflactor del PCE (ingresos y gastos personales), que se publica el miércoles, ya que es el indicador de inflación más seguido por la Fed. Aunque realmente, como decíamos, dudamos mucho de que la Fed vaya a endurecer su política salga lo que salga.

El único factor que puede hacer bajar a las Bolsas es el elevadísimo nivel al que han llegado, como decíamos muy por encima de las estimaciones más optimistas que se hacían a principio de año. Esos niveles son muy exigentes y por eso cuando las compañías publican resultados que no gustan, hay desplomes. Ese ha sido, por ejemplo, el caso de Beyond Meat, que cayó más de un 15% hace diez días tras dar una guía para el cuarto trimestre que no gustó al mercado, o el de Oatly, que el pasado lunes perdió un 20% de su valor tras publicar malas cifras, o de Alibaba el pasado jueves, las caídas son muy fuertes.

Pero los inversores, convencidos de que la Fed va a seguir manteniendo sus políticas ultralaxas, más aún si Brainard accede a la presidencia, se preguntan qué hacer con el dinero si venden, y piensan que probablemente tendrán que volver a invertirlo en empresas, pero a un precio más caro que el de hoy.
 
La festividad de Thanksgiving es tradicionalmente alcista para las Bolsas y esperemos que esta vez también lo sea, pero sin olvidar que los peligros que inquietaron a las Bolsas el pasado septiembre siguen estando ahí.

Artículo escrito por Juan Carlos Ureta, presidente de Renta 4 Banco.


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