Muy interesante, Ginés. Si llega un momento en que el dinero haya que meterlo en el colchón, como dice Aprendo, no descarto que las circunstancias del momento hagan de este fondo con matrícula de Luxemburgo un puerto más seguro que un colchón fabricado en Zaragoza. Me lo apunto.
Por mucho que pienses en el dinero imaginario como propio, no es lo mismo que utilizar dinero real (tu dinero real) en absoluto. El ejemplo del videojuego está bien: no creo que con tu coche real y tú al volante vayas con la misma temeridad que con uno virtual con el que, en caso de accidente, basta con darle a un botón para volver a empezar o para abandonar la partida a la mitad.