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El chico, el mulo y el gato
De acuerdo con Feinmann. El sistema no es malo pero ello no quiere decir que no se pueda mejorar. El problema es que si la clase política no tiene la disposición de hacerlo (cosa evidente) ¿cómo lo vamos a cambiar? Lo de cosa evidente es por que pienso que ahora mismo es así. ¿Como van a preferir tener listas abiertas cuando lamiendo unos cuantos culos y sacandose un carnet se puede colocar cualquiera? Incluso algunos llegan muy alto con esta estrategia. Solo hace falta ver el nivel de preparación de algunos de ellos que apenas tienen carrera, no saben más idiomas que el castellano, o incluso los hay que falsean sus curriculums para hacer ver que tienen carrera. (Véase Joana Ortega de CIU que según su curriculum era psicóloga. Lástima que se le olvidara que le faltaban dos asignaturas de la carrera. Se destapa algo así, y lo lógico sería dimitir. Pero no, en este país dentro de poco desaparecerá del diccionario esta palabra por que simplemente caerá en el olvido, y además tenemos aguantar a esta estafadora 4 añitos. Por otro lado, Dalamar, los indignados hacen propuestas. Pero como ya dije en mi comentario anterior, creo que deberían centrarse en las propuestas sobre modificación de la ley electoral y propuestas que tengan que ver con la mejora de la democracia "más efectiva", que por otro lado, creo que son aquellas en las que mucha gente está de acuerdo. Las demás propuestas pueden esperar a un escenario más abierto que se daría con el cumplimiento del sistema democrático actualizado. El problema es que si los políticos no quieren, ¿cómo lo cambiamos? Aquí es donde hay que meter caña! ¿Porque ninguno de ellos hace reflexiones sobre el movimiento de los indignados y propone alguna de sus propuestas? Les da miedo. Sin embargo, parece intuirse que en petit comité si hablan de estas cosas. Si no lo hicieran alguno saldría apoyando ciertas medidas que nacen de los movimientos germinales de los indignados, ni que fuera para intentar arrancar algunos votos. Pero no lo hace nadie. Parece que se organizan entre ellos para no sacar ningún tema a la palestra, no sea caso que se les caliente la butaca más de la cuenta... Tienen miedo de su propia mediocridad.