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Contenidos recomendados por Karlicones

Karlicones 28/08/18 14:35
Ha respondido al tema Versos sueltos
- DUALIDAD FATAL Cuando se daba entera a mi albedrío, muchas veces salí de entre sus brazos con mi pobre ilusión hecha pedazos y con el corazón turbio de estío. Y hoy que, por propio o por fatal desvío, de otro amor se adormece en los regazos, como quisiera renovar los lazos de aquel amor que me atedió por mío. Oh dualidad entre infernal y loca: padecí taciturno desaliento siempre que un beso desfloré en su boca. Y cuando ajena a mi ansiedad la siento, dar la vida y el alma me provoca por besarla otra vez sólo un momento. Miguel Rasch Isla       ¡¡Sed muy felices!!      
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Karlicones 28/08/18 14:34
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-  ECLIPSE En medio a mis congojas, en mitad de mi hastío,  tu recuerdo lejano, tu recuerdo clemente,  vino, desde las sombras, a posarse en mi frente  y a decirme que aún vive nuestro amor, amor mío.  ¡Perdóname! La culpa del injusto desvío  fue del hombre que sueña, no del hombre que siente.  Mira: puede en su rumbo desviarse la corriente  pero la imagen sigue reflejada en el río.  Tu recuerdo en mi alma se nubló como aquella  lumbre de los luceros que en la noche callada  se eclipsa si las nubes se detienen ante ella.  Mi olvido fue una nube que ya va de partida,  y tu amor es la estrella que un momento eclipsada  sigue irradiando inmóvil en lo azul de mi vida. Miguel Rasch Isla     ¡¡Sed muy felices!!      
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Karlicones 28/08/18 14:33
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- ABRIL FLORIDO Vástago de mi estirpe acongojada, que vienes hoy a continuar mi vida, y a poner en mi ruta aridecida tus frescuras nacientes de alborada. Eres mi sangre en flores transformada; mi impureza en blancura convertida; y eres mi alma infeliz y resentida, en las más puras fuentes depurada. Ya que el Señor, queriendo consolarme de mi estéril vivir, dispuso darme en tu cándido ser brote risueño, crece, combate, sueña, ama, fulgura, a ver si al fin, sobre la tierra impura, logro en ti coronar mi último sueño. Miguel Rasch Isla     ¿Fue en Abril?     ¡¡Sed muy felices!!        
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Karlicones 28/08/18 13:50
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-   EL EXTRANJERO     Había resuelto esconderse para el sufrimiento. Se holgaba en una vivienda sepulcral, asilo del musgo decadente y del hongo senil. Una lámpara inútil significaba la desidia.     Había renunciado los escrúpulos de la civilización y la consideraba un trasunto de la molicie. Descansaba audazmente al raso, en medio de una hierbal prehensil.     Insinuaba la imagen de un ser primario, intento o desvarío de la vida en una época diluvial. El cabello y la barba de limo parecían alterados con el sedimento de un refugio lacustre.     Se vestía de flores y de hojas para festejar las vicisitudes del cielo, efemérides culminantes en el calendario del rústico.     Se recreaba con el pensamiento de volver al seno de la tierra y perderse en su oscuridad. Se prevenía para la desnudez en la fosa indistinta arrojándose a los azares de la naturaleza, recibiendo en su persona la lluvia fugaz el verano. Dejó de ser en un día de noviembre, el mes de las siluetas. José Antonio Ramos Sucre       Y se tirará horas, días, para dar en los morros y no lo conseguirá, porque se da sólo en la diana, cuando ella quiere.       ¡¡Sed muy felices!!     Y no quiere.      
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Karlicones 28/08/18 13:49
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-    A UN DESPOJO DEL VICIO     Pábulo hasta entonces de la brutalidad, ignorante de la misericordia y del afecto, caíste en mis brazos amorosos tú, que habías caído y eras casta, reducida por la adversidad a lastimosa condición de ave cansada, de cordero querelloso y herido. Interrumpida por quejas fue la historia de tu vida, toda dolor o afrenta. Expósita sacrificada de algún apellido insigne, fuiste recogida por quien explotó más tarde tu belleza. Ahora pensabas que tu muerte sería pública, como tu aparición en el mundo; que algún día vendría ella a liberarte de tus enemigos, la miseria, el dolor y el vicio; que la crónica de los periódicos, registrando el suceso, no diría tu nombre de emperatriz o de heroína, sustituyéndolo por el apodo infamante.     Agobiaba tu frente con estigma oprobioso la injusticia; doblegaba tus hombros el peso de una cruz. Cerca de mí, dolorosa y extenuada, hablabas con los ojos bajos que, muy rara vez levantados, dejaban descubrir, vergonzosos, ilusión de paraísos perdidos de amor.     Tanto como por esos pensamientos, se elevaba tu queja por la belleza marchita casi al comienzo de la juventud, por la mustia energía de los músculos en los brazos anémicos, por los hombros y espaldas descarnados, propicios a la tisis, por la fealdad que acompañaba tu flaqueza... Era la tuya una queja intensa, como si estuviera aumentada por la de antepasados virtuosos que lamentaran tu ignominia. Era la primera vez que no la sofocabas en silencio, como hasta entonces, a los cielos demasiado lejanos, a los hombres demasiado indiferentes. Y prometías recordar y bendecirme a mí, a aquel hombre, decías, el único que te había compadecido, sin cuya caridad te habrías encontrado más aislada, que tenía los brazos abiertos a todas las desventuras, pues fijo como a una cruz estaba por los dolores propios y ajenos. Por no afligirte más, te dejé ignorar que yo, soñador de una imposible justicia, iba también quejumbroso y aislado por la vida, y que, más infeliz que tú, sin aquel afecto que moriría pronto contigo, estaría solo. José Antonio Ramos Sucre       Demasiado despojo humano. A Dios gracias hay artistas que lo saben plasmar negro sobre blanco con la maestría que les caracteriza.     ¡¡Sed muy felices!!          
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Karlicones 28/08/18 13:48
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Lo que pude escribir el otro día al respecto de uno similar...      EL SEMINARISTA DE LOS OJOS NEGROS Desde la ventana de un casucho viejo  abierta en verano, cerrada en invierno  por vidrios verdosos y plomos espesos,  una salmantina de rubio cabello  y ojos que parecen pedazos de cielo,  mientas la costura mezcla con el rezo,  ve todas las tardes pasar en silencio  los seminaristas que van de paseo. Baja la cabeza, sin erguir el cuerpo,  marchan en dos filas pausados y austeros,  sin más nota alegre sobre el traje negro  que la beca roja que ciñe su cuello,  y que por la espalda casi roza el suelo. Un seminarista, entre todos ellos,  marcha siempre erguido, con aire resuelto.  La negra sotana dibuja su cuerpo  gallardo y airoso, flexible y esbelto.  Él, solo a hurtadillas y con el recelo  de que sus miradas observen los clérigos,  desde que en la calle vislumbra a lo lejos  a la salmantina de rubio cabello  la mira muy fijo, con mirar intenso.  Y siempre que pasa le deja el recuerdo  de aquella mirada de sus ojos negros.  Monótono y tardo va pasando el tiempo  y muere el estío y el otoño luego,  y vienen las tardes plomizas de invierno. Desde la ventana del casucho viejo  siempre sola y triste; rezando y cosiendo  una salmantina de rubio cabello  ve todas las tardes pasar en silencio  los seminaristas que van de paseo. Pero no ve a todos: ve solo a uno de ellos,  su seminarista de los ojos negros;  cada vez que pasa gallardo y esbelto,  observa la niña que pide aquel cuerpo  marciales arreos. Cuando en ella fija sus ojos abiertos  con vivas y audaces miradas de fuego,  parece decirla:  —¡Te quiero!, ¡te quiero!,  ¡Yo no he de ser cura, yo no puedo serlo!  ¡Si yo no soy tuyo, me muero, me muero!  A la niña entonces se le oprime el pecho,  la labor suspende y olvida los rezos,  y ya vive sólo en su pensamiento  el seminarista de los ojos negros. En una lluviosa mañana de inverno  la niña que alegre saltaba del lecho,  oyó tristes cánticos y fúnebres rezos;  por la angosta calle pasaba un entierro. Un seminarista sin duda era el muerto;  pues, cuatro, llevaban en hombros el féretro,  con la beca roja por cima cubierto,  y sobre la beca, el bonete negro.  Con sus voces roncas cantaban los clérigos  los seminaristas iban en silencio  siempre en dos filas hacia el cementerio  como por las tardes al ir de paseo. La niña angustiada miraba el cortejo  los conoce a todos a fuerza de verlos...  tan sólo, tan sólo faltaba entre ellos...  el seminarista de los ojos negros. Corriendo los años, pasó mucho tiempo...  y allá en la ventana del casucho viejo,  una pobre anciana de blancos cabellos,  con la tez rugosa y encorvado el cuerpo,  mientras la costura mezcla con el rezo,  ve todas las tardes pasar en silencio  los seminaristas que van de paseo. La labor suspende, los mira, y al verlos  sus ojos azules ya tristes y muertos  vierten silenciosas lágrimas de hielo. Sola, vieja y triste, aún guarda el recuerdo  del seminarista de los ojos negros... Miguel Ramos Carrión       ¡¡Sed muy felices!!          
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Karlicones 28/08/18 13:47
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-     LOS DÍAS VAN TAN RÁPIDOS Los días van tan rápidos en la corriente oscura que toda salvación,  se me reduce apenas a respirar profundo para que el aire dure en mis pulmones  una semana más, los días van tan rápidos  al invisible océano que ya no tengo sangre donde nadar seguro  y me voy convirtiendo en un pescado más, con mis espinas. Vuelvo a mi origen, voy hacia mi origen, no me espera  nadie allá, voy corriendo a la materna hondura  donde termina el hueso, me voy a mi semilla,  porque está escrito que esto se cumpla en las estrellas  y en el pobre gusano que soy, con mis semanas  y los meses gozosos que espero todavía. Uno está aquí y no sabe que ya no está, dan ganas de reírse  de haber entrado en este juego delirante,  pero el espejo cruel te lo descifra un día  y palideces y haces como que no lo crees,  como que no lo escuchas, m hermano, y es tu propio sollozo allá en el fondo. Si eres mujer te pones la máscara más bella  para engañarte, si eres varón pones más duro  el esqueleto, pero por dentro es otra cosa,  y no hay nada, no hay nadie, sino tú mismo en esto:  así es que lo mejor es ver claro el peligro. Estemos preparados. Quedémonos desnudos  con lo que somos, pero quememos, no pudramos  lo que somos. Ardamos. Respiremos  sin miedo. Despertemos a la gran realidad  de estar naciendo ahora, y en la última hora. Gonzalo Rojas       ¡¡Sed muy felices!!        
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Karlicones 28/08/18 13:47
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Hablando del sXXI       OCHENTA VECES NADIE ¿Y?, rotación y traslación, ¿nos vemos el XXI? ¿Nos vamos o nos quedamos? Van 80, y qué. De nariz van 80, de aire, de mujeres velocísimas que amé, olí, palpé, de mariposas maravillosas del Cáucaso irreal adonde no se llega tan fácilmente porque no hay Cáucaso irreal, de eso y nada van 80, de olfato de niñez corriendo Lebu abajo, los pies sangrientos rajados por el roquerío y el piedrerío, de eso, del carbón pariente del diamante, de las gaviotas libérrimas van 80, del zumbido ronco del mar, de la diafanidad del mar. Habrá viejos y viejos, unos vueltos hacia la decreptitud y otros hacia la lozanía, yo estoy por la lozanía, el cero uterino es cosa de los mayas, no hay cero ni huevo cósmico, lo que hay en este caso —y que se me entienda de una vez— es un ocho carnal y mortal con mis orejas de niño para oír el Mundo, un ocho intacto y pitagórico, mis hermanos paridos por mi madre fueron ocho, los pétalos del loto, la rosa de los vientos, lo innumerable de la Eternidad, mi primer salto al vacío desde el muelle de fierro contra el oleaje, ahí voy. Difícil ocho mío nadar con este viejo a cuestas. Bueno, y si muero el cero ya es otra cosa y eso se verá si es que procede el mérito del resurrecto. La apuesta es ahora, ese ahora libertino cuando uno todavía echa semen sagrado en las muchachas, y no escarmienta, construye casas, palafitos airosos construye para desafiar al esqueleto, viaja, odia la televisión, vive solo en su casa larga de Chillán de Chile, unos setenta metros de nadie, cuida las rosas, acepta las espinas, se aparta al diálogo con su difunta, rema en el aire a lo galeote, como antes, todo en él es antes, el encantamiento es antes, el sol es antes, el amanecer, las galaxias son antes. Así las cosas, ¿nos entonces vemos el XXI? Los verdaderos poetas son de repente: nacen y desnacen en cuatro líneas, y nada de obras completas, otros entreleen a su Homero por ahí en inglés entre el ruido de los aeropuertos a falta de Ilion, Hólderlin fue el último que habló con los dioses, yo no puedo. El Hado no da para más pero hablando en confianza ¿quién da para más?, ¿el aquelarre de los nuevos brujos de la Física?, ¿el amor?, pero ¿qué se ama cuando se ama?, ¿las estrellas?, pero ¿quiénes son las estrellas profanadas como están por las máquinas del villorrio? Lo irreparable es el hastío. Gonzalo Rojas     Se han ido ya muchos muy grandes...       ¡¡Sed muy felices!!        
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Karlicones 28/08/18 13:45
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-   DE LO QUE CONTESÇIÓ AL ARCIPRESTE CON LA SSERRANA BICICLETA E DE LAS FIGURAS DELLA La habría el Arcipreste amado a la bicicleta  con gozo nupcial, la habría en cada cuerda acariciado,  deseado por vedette piernilarga en el carrousel  de aqueste gran fornicio que es la Tierra, profundizado  con ciencia de aceite por  máquina suntuosa, pedaleado hasta el paroxismo  olor a fucsia en la fermosura de la moza. Montado así en arrebato tan desigual cómo hubiérala  nadado con arte esquivo haciendo uno  timón y manubrio sin saber por dónde desembarcar,  alazana como es la imantación de la seda  entre rueda y muslo, cómo  por medieval que parezca el gallo y la cresta  del mester del gallo, bodas  hubiera habido por el suelo de algún Don Arcipreste abrupto que otrora  fuera carnal y sacramental, bodas con extremaunción y alambre, bodas de risa  con misa y otras astucias, ¿quién lo manda  a desear la costilla de su prójimo, a verdear  con cualquier loca por allí, a  andar viendo mujer en cada escoba  con joroba?, ¿aluminio  donde no hay más que exterminio?,  ¿quería  maja? Bueno,  ahí tiene mortaja. Gonzalo Rojas       ¡¡Sed muy felices!!      
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Karlicones 28/08/18 13:44
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-    CANTO DEL MACHO ANCIANO       (Fragmento 3) Entiendo el infierno universal, y como no estoy viviendo     en el techo del cielo, me ofende personalmente la agresión     arcangélica de la Iglesia y el Estado, el “nido de ratas”, y la clínica metafísica de “el arte por el arte”... Las batallas ganadas son heridas marchitas, pétalos de una gran rosa sangrienta, por lo tanto combato de acuerdo con mi condición de insurgente,     dando al pueblo voz y estilo... A la agonía de la burguesía, le corresponde esta gran protesta     social de la poesía revolucionaria, y los ímpetus     dionisíacos tronchados o como bramando por la victoria universal del comunismo, o relampagueando a la manera de una gran espada o cantando     como el pan de casa modesta emergen de la sociedad en desintegración que reflejo en acusaciones públicas, levantadas como barricadas en las     encrucijadas del arte; mis poemas son banderas y ametralladoras, salen del hambre nacional hacia la entraña de la explotación humana, y como rebota en Latinoamérica el impacto mundial de la infinita energía socialista que asoma en las auroras del proletariado rugiente, saludo desde adentro del anochecido la calandria madrugadora; y aunque me atore de adioses que son espigas y vendimias     de otoños muy maduros, el levantamiento general de las colonias, los azotados y los fusilados     de la tierra encima del ocaso de los explotadores     y la caída de la esclavitud contra los propios escombros     de sus verdugos, una gran euforia auroral satura mis padecimientos y resuena la trompeta de la victoria en los quillayes y los maitenes     del licantenino... Indiscutiblemente soy pueblo ardiendo, entraña de roto y huaso, y la masa humana me duele, me arde, me ruge en la médula envejecida como montura de inquilino de Mataquito, por eso comprendo al proletariado no como pingajo de oportunidades         bárbaras, sino como hijo y padre de esa gran fuerza concreta de todos los pueblos, que empuja la historia con sudor heroico y terrible sacando del arcano universal la felicidad del hombre, sacando      del andrajo espigas y panales... Tranqueo los pueblos rugiendo libros, sudando libros,     mordiendo libros y terrores contra el régimen que asesina niños, mujeres, viejos con macabro     trabajo esclavo, arrinconando en su ataúd  a la pequeña madre obrera en la flor de su ternura, ando y hablo entre mártires tristes y héroes de la espoliación, sacando     mi clarinada a la vanguardia de las épocas, oscura e imprecatoria de adentro del espanto local que levanta su muralla de puñales y de fusiles... adiós! ... cae la noche herida en todo lo eterno por los balazos del sol     decapitado que se derrumba gritando cielo abajo... Pablo de Rokha       Puse los tres fragmentos, hay que meditarlo parte a parte...       ¡¡Sed muy felices!!            
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