Los Tiburones a pesar de la crisis económica siguen hambrientos.
Miguel Ángel Carmona, que también publica en varios diarios sobre actualidad, en este caso, sobre la actualidad económica. Ayer mismo redactó un lúcido artículo sobre el poder hegemónico que tienen los grupos económicos sobre las Bolsas en general. Él los denomina “Tiburones”. El poder que les atribuye se basa sencillamente en sembrar la alarma sobre la falta de garantías de algunos países para hacer frente a su propia deuda pública, una vez propagado el pánico entre los inversores, venden deuda a precio de mercado y una vez que han logrado bajar la cotización, recompran los mismos valores a precios mucho más bajos, llevándose por medio jugosas ganancias. Carmona, aprecia en esta forma de proceder de estas sociedades (conocidas) delito, al alterar de forma fraudulenta las cotizaciones en los mercados de valores.
La manera de proceder de las entidades financieras en estos momentos de crisis es incalificable sino fuese por la desazón que producen en la ciudadanía sus autistas irresponsabilidades, serían merecedores de aplicarles un grueso calificativo despectivo. Son los trabajadores y los pequeños ahorradores los que soportan la carga del desmán de este liberalismo voraz e insolidario que, nunca se da por saciado, que ha liquidado las arcas públicas de los países más pobres de Europa, creando a su paso unas deudas estratosféricas que con tanto esfuerzo día a día, tratan, y, han tratado levantar con su trabajo y ahorros los más humildes. Me refiero a Grecia, donde se están viviendo momentos trágicos, la solución viene soportada en los hombros de los de siempre, los más débiles; produce mucha angustia ver las imágenes de las TVs con tantos altercados callejeros al borde del caos. Principalmente por la impotencia que genera la incapacidad política de abordar de una vez por todas que estos “elementos” de poder económico no sólo se favorezcan en tiempos de bonanza, que también, pero sobre todo atiendan a la sociedad que los sustenta en estos momentos de asfixia económica, sin ser ruines, aporten soluciones viables: fluidez de los créditos a los autónomos, a las pequeñas empresas, reactivación del sector inmobiliario de forma controlada…entre otras.
Felipe González la otra noche en el espacio de Ikaki Gabilondo decía, más o menos: “que ya está bien de que los bancos centrales y las entidades financieras después de rescatarlas con el dinero de todos tengan la desfachatez de recomendar que se saneen las cuentas públicas tomando medidas sociales de recorte del déficit y abaratamiento de los despidos de los trabajadores…”. Creo que con los planteamientos que proponen los “tiburones”, cabe pensar, que se trata de otra especie que vive en otro medio que no es nuestra sociedad. Cuando en septiembre de 2008 cayó Lheman Broters , que fue el principal desencadenante de esta gran crisis que arrastro la caída de varios bancos norteamericanos y también algunos europeos, por suerte ningún español, la caída fue brutal. Pero, es que ahora estamos igual; el Ibex ha perdido en esta última semana casi el 14%, el Dax de Francfort un 7% y el resto de las bolsas europeas casi el 10%, y no cesan de pedir medidas de ajuste, será para preservar el bien de sus negocios los cuales ven peligrar si el deterioro es máximo, no precisamente para mejorar la economía en general. Los tiburones hambrientos siguen agazapados y escondidos por medio de un buen camuflaje, imperceptibles a los demás, pero esperando dar el bocado cuando menos se les espera. He comprobado que ya están de nuevo tocando retirada ante la afluencia de liquidez en los mercados.
Primero, Grecia, después en su lista está España y nuestros gobernantes alarmados por la que se les viene encima. “Hay que tomar medidas contra los especuladores” dice la presidenta de Alemania, Angela Merkel, y, también al presidente Zapatero se le oye este tipo de comentarios. ¡Pero bueno!, ahora se han percatado de donde provienen principalmente los problemas. Cuántas veces hemos proclamado que el presidente del Gobierno español tenía que coger el toro por los cuernos y poner a estos Sres. en cintura, que un gobierno socialdemócrata no puede retozar en el mismo lecho que lo hace el capitalismo más despiadado. Pero en aquellos momentos el Ejecutivo no reaccionó como debiera para controlarlos, sus razones tendrían.
Ante mi desconcierto yo formulo una pregunta: ¿tanto poder pueden amasar estos grupos económicos cómo para doblegar y achantar al Gobierno de cualquier país de Europa? Gracias.