Desde luego, como en tantas otras cosas, el asunto clave es si nos creemos la información, habida cuenta de la opacidad con que se elabora la misma, dependiente de intereses que escapan a lo que podamos incluso sospechar. Es uno de los grandes fallos del sistema financiero internacional actual, que asumir transparencia informativa, competencia perfecta y en general, eficiencia, es de todo menos realista.
Recordemos que los stress test se hacen públicos sólo por presiones de España, ante los infundios que se lanzan en los mercados internacionales sobre nuestra economía y la salud de nuestros bancos. Y ahora se cuestionan los criterios de su elaboración (que antes no se había hecho por los economistas "oficiales" de los medios anglosajones, a pesar del método vergonzosamente poco riguroso que se usó el año pasado en Estados Unidos), principalmente desde USA (cuya banca ha sido intervenida masivamente por el Estado porque estaba en quiebra)... Pues muy bien. Pueden discutirse los criterios, naturalmente (de hecho coincido con todos ustedes en que muy probablemente no se pueda sacar nada en claro y las pruebas estén trucadas). Ahora bien, si los políticos mundiales siguen empeñados en ese juego de "cada uno a la suya", incapaces de ponerse de acuerdo, ni siquiera en Europa, pues habrá que jugar sucio. En ese sentido, podemos estar muy tranquilos: la banca española (comparativamente hablando) goza de una excelente salud (son extraordinariamente buenas las entidades de crédito patrias esquilmando nuestros bolsillos e hinchando sus beneficios), por eso nos podemos permitir la "chulería" de hacer el examen al 100% de nuestro sistema bancario (en Alemania, el 60%, para que se hagan una idea de cómo andan las cosas en el país de la Merkel, que está mucho más guapa calladita, ella misma se ha dado cuenta). ¡¡Hasta el Financial Times Deutschland en su edición de ayer se ha visto obligado a reconocer las bondades del Santander!! Como dice Ramón, hasta nos podría salir bien todo esto (algo ya se ha notado en la reducción de la prima de riesgo). Pero la prueba del nueve, la de verdad, vendrá cuando por fin la banca inyecte crédito (que por el momento la cosa no puede estar más seca).
Al hilo de lo que también han comentado sobre las auditoras... Pues una vergüenza, claro. Pero ¡no cabe esperarse otra cosa! Responden al camelo de la autorregulación, exactamente igual que las agencias de calificación, el conflicto de interés no puede ser más obvio.
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