Lo lógico seria que, si son los causantes de la crisis financiera, bancos y especuladores, que todos sus beneficios vayan destinados al Estado, hasta salir de la crisis que han provocado ellos, no que el Estado les de más dinero para tapar sus agujeros.
Cada mes nos sorprende, al ver que en plena crisis, los principales bancos y grandes empresas obtienen beneficios records. Pero todos los gobiernos, en lugar requisar sus beneficios, para forzarlos a intervenir, para terminar cuanto antes con la crisis, los tratan como intocables niños mimados. Dando vía libre para que los banqueros puedan alargar la crisis cuanto quieran o provocar otra, que el gobierno con nuestro dinero saldrá en su ayuda.
La actual democracia no es más que una dictadura financiera, ¿por qué no se invaden los paraísos fiscales del dinero negro con las fuerzas de la OTAN para acabar con ello?
Su silencio cómplice indica, que nuestra democrática banca es tan sucia como la que lava el dinero negro, y el fisco de nuestras democracias, de una ingenuidad interesada sin parangón: castigan al pobre y al que trabaja; y premian al ladrón y al especulador.
Los esfuerzos de la política por controlar en el mundo financiero serán siempre infructuosos, porque la política necesita del mundo financiero y viceversa, para que cuando la cagan, el Estado les ayude.
La ley que rige el mercado es generar el máximo beneficio para sus inversionistas. Poner límites o cláusulas sobre la especulación en la bolsa, es tan absurdo como pretender que un alcohólico se desintoxique en un bar. Pues el juego de la bolsa consiste en aprovecharse de las debilidades de los otros jugadores para tener las máximas ganancias: Tener información antes que los otros, o crear informaciones falsas es la base del juego.
Al igual que la adicción del ludópata es más fuerte, que el perjuicio que pueda crear a su familia, jugándose la hipoteca de la casa o el salario que da de comer a sus hijos. Los jugadores de la bolsa han demostrado, no ya que puedan arruinar a una familia, si no a todas las familias que sostiene un país. Que la riqueza que genera el trabajo diario de millones de ciudadanos, se la jueguen unos ludopatas que tienen nuestro destino en sus manos. Y lejos de ser tratados como adictos o enfermos mentales en centros de desintoxicación, se les toma como la columna vertebral que sostiene de desarrollo económico mundial. Así la riqueza que cada día creamos los obreros del mundo, no sirven para crear mayor bienestar, sirve para que estos yonquis del dinero se lo jueguen en el casino de la bolsa, y entre diferentes grados de adicción al dinero, se peleen como perros por sacar la mayor tajada.
¿A esto le llamas tu libertad?