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De dónde parte la crispación que viven los españoles de 2018

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De dónde parte la crispación que viven los españoles de 2018
De dónde parte la crispación que viven los españoles de 2018
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De dónde parte la crispación que viven los españoles de 2018

La noche de ayer domingo, haciendo zapeo por lo canales de televisión, en la Sexta, y en la hora que la sintonicé, sobre las once horas, se hablaba de la crispación que sufren los españoles. Evidentemente para la izquierda parte de la derecha, y para ésta, de la izquierda. Pero no, la crispación parte de la intransigencia, de la falta de respeto, de las malas formas y maneras y de la intolerancia de admitir tan legítimas las ideas contrarias como las propias.

Al señor Rodríguez Zapatero se le escapó al final de una entrevista del 13 de febrero del 2008 con Iñaki Gabilondo la siguiente frase: “Nos conviene que haya tensión”. Esta frase fue la que calificó a Zapatero como el creador de la crispación en España, ya que fue el que destapó la Caja de Pandora que dividió a la sociedad española con su ley de Memoria Histórica. (Y la de su abuelo)

Felipe González durante su mandato reivindico con medidas económicas y sociales secuelas que quedaron de la Dictadura, y los debates entre la derecha y la izquierda no pasaban de cruzarse frases más ingeniosas que injuriosas, como aquella de Aznar a Felipe González: “Váyase señor González, váyase”. O la de Alfonso Guerra a Adolfo Suarez: “Si el caballo de Pavía entrar en el Parlamento se subiría a su grupa”.

El señor Rajoy, pudo haber derogado con su mayoría absoluta de 186 diputados en las elecciones de 2011, la ley de Memora Histórica, que es de donde parte la crispación de los españoles, y que “resucitó” a un dictador del que ya casi nadie se acordaba; pero quiso ser un presidente democrático, y lo que fue, un pusilánime para la derecha y un fascista para la izquierda.

La cresta la crispación de los españoles en 2018, la llevan dos políticos que, con la aquiescencia de fuerzas declaradas antiespañolas, y sin la mayoría aplastante de un fervor popular que clama por cambiar todas las estructuras políticas y sociales de España, intentan dinamitar toda una clase política que les estorba, para crear otra clase de ciudadanos más propios de un estado dirigido que democrático.

Y que, en un foro de libre opinión, uno que expone sus ideas claramente sin ambages ni prejuicios, otros digan que sus palabras son un peligro y traten de callarle con acciones más propias de villanos que de caballeros, es una muestra de la crispación de los españoles.