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Un nuevo orden social mundial by Richard K Moore

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Un nuevo orden social mundial by Richard K Moore

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El fin de la soberanía – La restauración del antiguo régimen

Tal como fue dirigido cuidadosamente el colapso financiero, lo fue el escenario posterior al colapso, con sus programas suicidas de rescate. Los presupuestos nacionales ya estaban puestos al límite; ciertamente no había reservas disponibles para salvar a bancos insolventes. Por lo tanto los compromisos de rescate no eran otra cosa que la aceptación de nuevas deudas astronómicas por los gobiernos. A fin de pagar los compromisos del rescate, ¡hubo que pedir prestado el dinero al mismo sistema financiero que era rescatado!

No era que los bancos fueran demasiado grandes para quebrar, más bien los banksters eran demasiado poderosos para quebrar: hicieron a los políticos una oferta que no podían rechazar. En EE.UU. se dijo al Congreso que sin rescates habría ley marcial a la mañana siguiente. En Irlanda, se dijo a los ministros que habría caos financiero y disturbios en las calles. De hecho, mientras Islandia se manifestaba, la manera sensata de tratar a los bancos insolventes fue un proceso ordenado de suspensión de pagos.

El efecto de los rescates bajo presión fue transferir la insolvencia de los bancos a los tesoros nacionales. Las deudas bancarias fueron transformadas en deudas soberanas y déficits presupuestarios. Ahora, de un modo bastante predecible, son las naciones las que buscan rescates, y esos rescates llegan con condiciones. En lugar de la suspensión de pagos de los bancos, tienen lugar las de las naciones.

En su libro Confesiones de un sicario económico, John Perkins explica cómo se ha coaccionado al Tercer Mundo durante las últimas décadas –mediante presión y trucos de diversos tipos– para que acepten una esclavitud perpetua de endeudamientos. Intencionalmente, las deudas nunca pueden ser pagadas. En su lugar, las deudas deben ser periódicamente refinanciadas, y cada vuelta de refinanciamiento entierra más profundamente a la nación en deudas – y la lleva a someterse a dictados aún más drásticos del FMI. Con el colapso financiero orquestado, y el timo del ‘demasiado grande para quebrar’, los banksters han creado una situación en la que no hay vuelta atrás: los planes del sicario operan ahora aquí en el primer mundo.

En la UE, la primera vuelta de naciones en caer serán los así llamados PIGS –Portugal, Irlanda, Grecia, y España. La ficción de que los PIGS pueden encarar los rescates se basa en la suposición de que se reanudará la era del crecimiento ilimitado. Como lo saben perfectamente los banksters, simplemente no va a suceder. Finalmente los PIGS se verán forzados al default, y entonces el resto de la UE también se derrumbará, todo parte de un proyecto de demolición controlada.

Cuando una nación sucumbe a la esclavitud por la deuda, deja de ser una nación soberana, gobernada por algún tipo de proceso político interno. En su lugar cae bajo el control de los dictados del FMI. Lo que hemos visto en el Tercer Mundo, y sucede ahora en Europa, esos dictados tienen que ver con austeridad y privatización. Las funciones del gobierno son eliminadas o privatizadas, y los activos nacionales son vendidos. Poco a poco –de nuevo una demolición controlada– la nación Estado es desmantelada. Finalmente, las funciones primordiales que le quedan al gobierno son la represión policial de su propia población, y el cobro de impuestos para entregarlos a los banksters.

En los hechos, el desmantelamiento de la nación Estado comenzó mucho antes del colapso financiero de 2008. En EE.UU. y Gran Bretaña comenzó en 1980 con Reagan y Thatcher. En Europa, comenzó en 1988, con el Tratado de Maastricht. La globalización aceleró el proceso de desmantelamiento, a través de la exportación de puestos de trabajo e industrias, programas de privatización, acuerdos de ‘libre comercio’ y el establecimiento de la Organización Mundial de Comercio (OMC), destructora de regulaciones. Los eventos desde 2008 han posibilitado la rápida aceleración de un proceso que ya estaba bien encaminado.

Con el colapso, los rescates, y el hecho de que no haya iniciado ningún tipo de programa efectivo e recuperación, las señales son muy claras: se dejará que el sistema colapse totalmente, allanando así el terreno para una ‘solución’ previamente diseñada. Mientras se desmantela la nación Estado, se establece un nuevo régimen de autoridad global para reemplazarla. Como podemos ver en el caso de la OMC, el FMI, el Banco Mundial, y las otras partes del embriónico gobierno global, el nuevo sistema global no mostrará pretensiones de representación popular o proceso democrático. El gobierno tendrá lugar a través de burocracias autocráticas globales, que recibirán sus órdenes, directa o indirectamente, de la camarilla bankster.

En su libro The Globalization of Poverty [La globalización de la pobreza], Michel Chossudovsky explica cómo la globalización, y las acciones del FMI, crearon una pobreza masiva en todo el Tercer Mundo durante las últimas décadas. Como podemos ver, con el dramático énfasis en la austeridad, después del colapso y los rescates, este proyecto de creación de pobreza ya no tiene vuelta atrás. En este nuevo sistema mundial no habrá ninguna clase media próspera. Por cierto, el nuevo régimen se parecerá en mucho a los antiguos días de la realeza y la servidumbre (el antiguo régimen). Los banksters son la nueva familia real, y todo el mundo será su dominio. Los tecnócratas que dirigen las burocracias globales, y los mandarines que se presentan como políticos en las naciones residuales, son la clase superior privilegiada. El resto de nosotros, la abrumadora mayoría, nos veremos en el papel de los siervos empobrecidos – si tenemos la suerte de ser uno de los supervivientes al proceso de colapso.

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Artículo completo: http://www.globalresearch.ca/index.php?context=va&aid=27469