Con Turquía mantenemos en Europa una relación peculiar.
Mayoritariamente (creo) no los consideramos europeos. Además está la cuestión religiosa, que por más que pretendamos ignorar, también marca distancias, ni que fuese por la marcada influencia del Islam en la vida cotidiana e incluso en el aspecto legislativo, aunque también es cierto que el país hace años que tiene un gobierno laico.
Por otra parte, está la mala relación de vecindad con Grecia, con el tema pendiente de Chipre, que los más jóvenes del lugar tal vez no tendrían tan presente de no ser porque ha resurgido al calor de las pasadas negociaciones.
Turquía ya sabe a qué ascua se arrima cuando pide con insistencia la consideración de país europeo y cuando pide ser considerado tan buen socio para la UE como para la OTAN. Y ahí ya nos duele un poco, porque tanto a la UE como a EEUU le interesa el papel de país-tampón o amortiguador de Turquía. Lo suficiente como para hacer la vista gorda en el genocidio curdo (realimentado por el terrorismo practicado por los extrsmistas de éstos) o en el marco legal. Pero si Turquía deja de ser un socio militar y pasa a serlo económico y político, pasa a ser Europa, esto ya es inadmisible.
Como Turquía no va a cambiar de hoy para mañana, pero necesita el argumento del europeísmo para frenar a los partidos islamistas, creo que el actual compromiso es efectivamente un fuego de artificio, un tal vez, algún día, quizás, cuando se den las condiciones adecuadas.
Otro factor que a nadie pasa desapercibido. Con la ampliación en marcha la UE va a afrontar un importantísimo coste económico y social. Los países que se incorporarán tienen niveles de vida y por tanto costes de producciñon mucho mñas bajos que el resto, con lo que hay que prepararse para el impacto en el mercado laboral, cambios en la competencia empresarial y esto lo vamos a sufrir especialmente en España, uno de los principales países perceptores de ayudas europeas, que ahora de golpe se verá por encima de la media.
Si Turquía se incorpora en algún momento debería ser, como mínimo, cuando se haya vuelto a coger músuculo financiero (por no entrar en consideraciones legislativas, culturales, sociales). Y eso va para muy largo. Por último y no por ello menos importante, será el país más poblado de la UE, con lo que ello conllevaría en cuanto a peso decisorio en los órganos comunitarios. Con todo esto, me reafirmo en mi creencia de que de momento solamente tenemos un gesto, incómodo para ambas partes, pero suficiente para no admitir la incompatibilidad de las posturas.
Salu2