El término anglosajón «Master-Feeder» hace referencia a los fondos de inversión compuestos por un fondo principal (master) y otros subordinados (feeder), que aportan el 100% de sus inversiones al fondo principal. De este modo, los fondos subordinados, que pueden tener diferentes formas jurídicas y ser de distintos países, son los encargados de atraer el capital que después transfieren al fondo principal, cuyos gestores son los responsables finales de realizar todas las inversiones de la cartera.
Este
tipo de fondos, regulado por la normativa UCITS IV, ofrece una serie de ventajas con respecto a otras opciones como los fondos de fondos. Uno de los “pros” de los «master-feeder» es que
la inversión mínima para participar en los fondos subordinados es menor. Al mismo tiempo, el fondo principal ahorra recursos al ser los fondos subordinados los encargados de obtener todos los recursos económicos, mientras que los costes de gestión son menores al quedar relegados a un único fondo.
Otra de las ventajas de los fondos subordinados es que, como actúan de forma independiente a la hora de captar inversores, pueden especializarse en determinadas temáticas o divisas, pudiendo captar un mayor número de inversores y de un perfil más variado.
Según la CNMV, los fondos “master” deberán ser españoles, mientras que los subordinados pueden ser tanto españoles como extranjeros. Los fondos subordinados deben invertir al menos el 80% de su patrimonio en fondos principales, el resto en activos de renta fija y un máximo de un 10% en depósitos a plazo.