Se denomina dinero negro o dinero B a aquellas cantidades de dinero que no han sido declaradas a hacienda.
El dinero negro puede dividirse en dos clases:
Como producto de la evasión de impuestos, el dinero negro puede suponer un problema para su propietario, puesto que es un indicio claro de un posible delito tributario, y debe tratar de ocultar a hacienda su existencia (evitando, por ejemplo, las entidades bancarias y gastándolo en bienes que no dejen rastro fiscal).
Como producto de actividades ilegales, el dinero negro puede ser un indicio de dichas actividades (la persona tiene una riqueza que no puede explicar). En estos casos, al procedimiento mediante el cual el dinero negro se hace pasar por dinero obtenido legalmente se le denomina blanqueo de capitales, y su objetivo es hacer que ese dinero tribute y figure oficialmente como procedente de una actividad lícita.
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