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Acción propia

Una acción propia, también conocida como "acción en tesorería" o "acción en cartera", se refiere a aquella acción de una empresa que ha sido emitida y luego recomprada por la misma empresa. En otras palabras, una acción propia es una acción que la empresa emisora ​​ha adquirido nuevamente del mercado abierto o de sus accionistas existentes.

En términos generales, una acción propia es una participación en una empresa que ha sido adquirida por la propia empresa. Imagina una tarta que se divide en diferentes porciones, cada una de estas porciones representaría una acción de la empresa. Ahora bien, si la empresa decide comprar una de estas porciones, adquiriría una acción propia.

¿Por qué querría una empresa hacer algo así? Pues existen varias razones. La primera y más común es para incrementar el valor de las acciones restantes. Si una empresa reduce el número de acciones en circulación, el valor de cada una de las acciones restantes puede aumentar. Este es un método común para devolver dinero a los inversores sin tener que pagar dividendos.

Otra razón por la que una empresa puede comprar acciones propias es para usarlas en programas de incentivos para empleados. Las empresas a menudo otorgan acciones a sus empleados como parte de sus paquetes de compensación. Si la empresa no tiene suficientes acciones a mano, puede optar por comprar acciones en el mercado abierto.

Sin embargo, las acciones propias también pueden ser un arma de doble filo. Si una empresa compra un exceso de acciones propias, puede acabar con un exceso de deuda. Además, si la empresa no logra aumentar sus beneficios después de comprar acciones propias, podría verse en una situación financiera difícil.

En cuanto a las curiosidades, un hecho interesante es que las acciones propias no tienen derecho a voto en las juntas de accionistas y no reciben dividendos. Eso significa que, a diferencia de los accionistas regulares, la empresa no puede votar sobre cuestiones corporativas con estas acciones, ni se le paga un dividendo por ellas.

Finalmente, es importante recordar que las empresas no pueden mantener indefinidamente las acciones propias. En algún momento, estas acciones deben ser o bien retiradas o bien revendidas a los inversores.

Características de las acciones propias


Las acciones propias, como su nombre indica, son aquellas que una empresa adquiere de sí misma. Ahora bien, estos títulos tienen unas características que las diferencian de las acciones comunes que encontramos en el mercado.

Por un lado, las acciones propias carecen de derecho a voto. Aunque forman parte del capital social de la empresa, no pueden ser utilizados por la entidad propia para decidir en las juntas de accionistas. Esta característica es fundamental para mantener la igualdad entre los accionistas, ya que si las empresas pudieran votar con sus propias acciones, podrían manipular las decisiones a su favor.

Otra peculiaridad es que estas acciones tampoco tienen derecho a percibir dividendos. Cuando una empresa decide repartir parte de sus beneficios entre los accionistas, las acciones propias quedan excluidas. Al igual que ocurre con el derecho a voto, este hecho asegura que la empresa no puede seguir en detrimento del resto de accionistas.

Además, las acciones propias deben figurar en el balance de la empresa como una reducción del patrimonio neto, y no como un activo. Por tanto, su adquisición no genera ningún tipo de beneficio contable para la empresa.

Por último, en lo que respecta a sus obligaciones, la normativa actual impone a las empresas ciertos límites en cuanto a la adquisición y tenencia de acciones propias. Por ejemplo, no pueden adquirir más de un determinado porcentaje de su propio capital social y deben contar con reservas libres necesarias para ello. Además, en la mayoría de los casos, las acciones propias deben ser amortizadas o revendidas en un plazo determinado.

¿Para qué se compran o se utilizan las acciones propias?


La compra de acciones propias por parte de una empresa puede tener varios propósitos. Aquí vamos a destacar algunos de los más comunes, siempre manteniendo la sencillez para que sea fácil de entender.

Uno de los usos más habituales es la mejora del beneficio por acción. Al reducirse el número de acciones en circulación, el beneficio se distribuye entre menos títulos, lo que puede aumentar la rentabilidad por acción y, en consecuencia, hacer que la acción sea más atractiva para los inversores. Es una manera indirecta de devolver capital a los accionistas sin necesidad de distribuir dividendos.

Otro motivo habitual es utilizar estas acciones para retribuir a los empleados o directivos de la empresa. Muchas compañías entregan acciones propias como parte de los programas de remuneración o como incentivos para sus trabajadores. De este modo, los empleados se sienten más comprometidos con la empresa, ya que su remuneración está vinculada a la evolución del negocio.

Además, las acciones propias pueden ser útiles para evitar posibles ofertas de compra no deseadas. Al adquirir un gran número de sus propias acciones, la empresa dificulta que otros inversores puedan obtener el control de la misma.

Finalmente, las acciones propias también pueden ser utilizadas para financiar adquisiciones de otras empresas. En lugar de pagar en efectivo, la empresa compradora puede ofrecer sus propias acciones a la empresa vendedora.

¿Qué efectos tienen las acciones propias en la empresa, su balance, etc?


Las acciones propias pueden tener un impacto significativo en las finanzas y la estructura de una empresa. Vamos a abordar cómo estos afectan principalmente al equilibrio y a otros aspectos financieros.

Para empezar, la compra de acciones propias supone una salida de efectivo para la empresa, lo que puede disminuir su liquidez y sus activos corrientes. Esto es importante, ya que una menor liquidez puede afectar a la capacidad de la empresa para hacer frente a sus obligaciones a corto plazo. En el balance, estas acciones se registran como una reducción en el patrimonio de la empresa, y más concretamente, dentro de una cuenta denominada "acciones propias en cartera".

Además, las acciones propias también pueden afectar a la estructura del capital de la empresa. Al disminuir el número de acciones en circulación, se modifica el reparto del capital social. En términos de rentabilidad, como mencionamos antes, la disminución del número de acciones puede aumentar el beneficio por acción, lo cual puede hacer la acción más atractiva para los inversores. Sin embargo, es importante destacar que esta mejora en la rentabilidad no se debe a un mejor rendimiento de la empresa, sino a una redistribución del beneficio.

Por otro lado, si una empresa vende las acciones propias que tiene en cartera, puede generar una ganancia o pérdida en función de la diferencia entre el precio de compra y el de venta. Esta operación afectará a la cuenta de resultados de la empresa.

En definitiva, es importante señalar que las acciones propias pueden ser una herramienta financiera útil para las empresas, pero de la misma manera, también es importante entender que su uso debe ser gestionado con cuidado, ya que pueden tener importantes implicaciones para la salud financiera y la estructura de capital de la empresa.
 

Ejemplo de acción propia


Como broche final a nuestro viaje por el mundo de las acciones propias, veamos un ejemplo hipotético que nos ayude a visualizar con mayor claridad cómo funcionan y qué indicaciones tienen.

Imaginemos una empresa llamada "Sol Tech", dedicada al desarrollo de tecnología solar. Supongamos que Sol Tech tiene un total de 1.000.000 de acciones en circulación en el mercado y decidimos recomprar 100.000 de estas acciones. Es decir, Sol Tech decide adquirir acciones propias.

Las razones de Sol Tech para hacer esto pueden ser varias: tal vez la dirección de la empresa considere que sus acciones están infravaloradas en el mercado y quiere aprovechar para comprar a un precio más bajo. También podría querer aumentar su beneficio por acción, ya que al haber menos acciones en circulación, el beneficio se reparte entre menos acciones. Otra razón puede ser que quieren evitar un posible intento de adquisición por parte de otra empresa.

Una vez que Sol Tech compra estas 100.000 acciones, las mismas dejan de tener derechos económicos, como recibir dividendos, y también derechos políticos, como el voto en las juntas de accionistas. No obstante, y como también hemos señalado, en el balance de la empresa, estas acciones se reflejan en una cuenta específica, reducen el patrimonio neto de Sol Tech.
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Acción propia, Francisco Coll, 21 de junio del '23, Rankia.com
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