¿Está seguro que la decisión que acaba de tomar es la correcta? Es seguro, o casi, que esté equivocado. Déjeme que le cuente.
Aunque le he hablado de varios tipos de profesionalesy cómo estos no suelen acertar tantas veces como piensan que deberían hacerlo, es hora de hablar de los profesionales de los mercados.¿Preparado? Quizá no le guste leer esto, puede que le quite la seguridad que le da seguir a una figura de autoridad, pero no me queda otro remedio que intentar ayudarle. ¿Quiere la píldora o pastilla roja o la azul? Que le dijo Morfeo a Neo, en Matrix.
¿Quiere la píldora o pastilla roja o la azul? Que le dijo Morfeo a Neo, en Matrix.
Veamos qué pasa al tomar la píldora roja. En el estudio “Worse Than Chance: Performance and confidence among professionals and laypeople in the stocks market” se enfrentó a gestores profesionales, frente a estudiantes de psicología. La prueba era sencilla. Se pidió a los dos grupos que seleccionaran entre dos compañías, aquella que lo haría mejor que la otra mes tras mes. La selección se hacía después de entregarles información simplemente del nombre de la compañía, el sector al que pertenecía y el rendimiento durante el año pasado. En realidad, aunque la prueba era sencilla, acertar mes a mes, tampoco es tan fácil. Lo interesante viene ahora.
En el estudio “Worse Than Chance: Performance and confidence among professionals and laypeople in the stocks market” se enfrentó a gestores profesionales, frente a estudiantes de psicología.
Los estudiantes de media estaban un 59% seguros de su habilidad a la hora de elegir acciones. Los profesionales, un 65%. ¿Cuánto acertaron? Los estudiantes eligieron correctamente un 49%. Obviamente los profesionales deberían haberlo hecho mejor. Para eso reciben un sueldo ¿no? Nada más lejos de la realidad. Eligieron correctamente menos del 40% de las veces. Si tenemos en cuenta que si hubieran lanzado una moneda al aire habrían acertado un 50% de las veces, parece que vamos a tener que crear una nueva teoría de selección eficiente de acciones en los mercados. Lanzar un euro o un dólar al aire y decidir en función de lo que salga. Parece una locura. Pero si de verdad fuéramos eficientes empezaríamos a hacerlo.
Cuando los profesionales dijeron estar plenamente seguros del éxito de su decisión, es decir no tenían ninguna duda sobre lo que habían decidido, acertaron solo el 12% de las ocasiones.
No obstante hay algo más interesante aún. Cuando los profesionales dijeron estar plenamente seguros del éxito de su decisión, es decir no tenían ninguna duda sobre lo que habían decidido, acertaron solo el 12% de las ocasiones. Como vemos, cuanta mayor es la seguridad que tenemos al decidir peor es el resultado. Parece que algo se apaga en el cerebro cuando estamos plenamente seguros. La certeza es inversamente proporcional al acierto y directamente proporcional a la tontedad.
La certeza es inversamente proporcional al acierto y directamente proporcional a la tontedad.
Por si no fuera poco, se pidió a los inversores que ordenaran los criterios que los habían llevado a tomar sus decisiones. ¿Qué dijeron los estudiantes? Como no podría ser de otra manera, dijeron que el factor determinante había sido probar suerte. ¿Cuál fue el criterio determinante en los estudiantes para tomar sus decisiones? Dijeron que fueron “otros conocimientos”. Es decir, cosas que “solo” ellos sabían. Qué pena, tanto conocimiento “secreto” pero con tan malos resultados.
Conclusión. Estamos contentos al saber qué los que saben, en realidad saben menos que los que no saben.
Conclusion dos. Estamos tristes porque cuanto más piensan que saben, peores resultados tienen.
Conclusión tres. Si después de leer la conclusión uno, y la conclusión dos sigue buscando consejos de inversión, vuelva a leer la conclusión dos.