El 4 de abril de 2016 escribí un artículo en mi blog titulado “Telefónica vale 3 euros“. Entonces las acciones valían 9,5 € mientras que el pasado 15 de febrero tocaron los 7,45 €, una minusvalía superior al 20%. En aquellas fechas, la compañìa cerró un ciclo, pues el 8 de abril de 2016 nombró nuevo presidente ejecutivo a José María Alvarez-Pallete, en sustitución de César Alierta tras 16 años en el cargo.
Telefónica se ha convertido sin duda en uno de los grandes misterios de la bolsa española, por las siguientes razones:
1. Año tras año, la gran mayoría de analistas recomendaba comprar sus títulos y fijaban precios objetivo por encima de la cotización de mercado. En enero de 2016, por ejemplo, grandes bancos de Estados Unidos como JP Morgan Chase, Goldman Sachs y Morgan Stanley valoraban la acción a 14 €.
2. El presidente de la compañía logró mantenerse en su puesto durante 16 años a pesar de la continua pérdida de valor de las acciones (22 € en julio de 2000, cuando accedió al cargo).
3. Fondos de inversión de prestigio apostaban por la empresa. AzValor, gestionada por Alvaro de Guzmán, ex de Bestinver, acumulaba 6,4 millones de acciones de la operadora al final de 2016. Cobas Asset Management, de García Paramés (considerado el verdadero artífice de los éxitos de Bestinver), adquirió títulos a lo largo de 2017 a unos 9 € y los valoró a 13 €. Otros fondos calificados con cinco estrellas por Morningstar también tenían un porcentaje significativo de su cartera en Telefónica.
Cientos de miles de ahorradores han naufragado siguiendo la estela de los grandes, lo que nos recuerda una cosa: los grandes gestores a menudo se limitan a leer la presentación de resultados de las empresas, con sus gráficos de colorines y sus flechas sinuosas, en vez de los estados financieros y los informes anuales. Ya que cualquiera que examinara las cuentas y balances de Telefónica de los últimos años y estuviera en su sano juicio no habría comprado sus acciones.
La empresa volvió a descapitalizarse en 2017 y la rentabilidad corporativa sigue siendo insuficiente, sobre todo teniendo en cuenta el elevado coste de la deuda financiera. Sin embargo, los estados financieros de 2017 muestran una notable mejoría gracias principalmente al recorte de gastos, haciendo buena la exigencia de Alvarez-Pallete por una estructura “más agil y más sencilla“. Por vez primera desde 2013, los intereses de la deuda no suponen más de la tercera parte del beneficio de explotación. Ahora tiene sentido comprar acciones de la empresa, independientemente de lo que hagan en bolsa. Pero, ¿habrá perdido el mercado la paciencia justo en este momento?