Circula por uno de estos foros de cuya fecha no puedo acordarme un desafío para quien se atreva a rebatir en setecientas palabras determinados posts con argumentos serios y sin caer en la ofensa o la descalificación ad hominen y yo voy a ser el primer osado que se atreva a intentar desmontar el artículo editado hoy mismo en este nuestro Kaos denominado “Los perroflautas” sin necesidad de llamar fascista a su autor porque no es el caso ni mucho menos pedir su apaleamiento público para su propio escarnio y el de otros atrevidos amanuenses que por aquí pululan en la Plaza del Sol de Madrid que según se desprende de lo que dice el autor todavía debe estar hasta el letrero del Tío Pepe invadida por “una masiva epidemia de pulgas, liendres, bacterias y demás bichos pequeños” y soltando una mezcla de pestes a porro y pies y sobaquina de estudiantes que si no estudian mucho menos se duchan y que sin duda sustituirá al pestazo que se respiraba hasta hace unos años procedente del extinto vertedero de Rivas Vaciamadrid ligeramente parecido al tufillo que se desprende de la citada columna que no se puede coger ni con una pinza en la nariz debido a la cantidad de barbaridades que en ella se dicen al confundir en un totum revolotum a los indignados del movimiento 15-M con los okupas que acudieron a Sol al inevitable olor de la rica miel producida por los llamados por el autor perroflautas que para él "son personas, normalmente urbanas, que remedan sin éxito a los hippies de los sesenta; llevan rastas o pelo largo; fuman porros; son anti sistemas por definición; nunca han trabajado ni estudiado de verdad; no suelen tener un duro y viven por la cara, como unos buscones pícaros del siglo XXI y, en general, se duchan una vez al año, y porque les obliga la autoridad, ya que han sido el foco de una masiva epidemia de pulgas, liendres, bacterias y demás bichos pequeños" de tal suerte que ese “fino trabajo filológico de primera” que el columnista intentó hacer a través de la Wikipedia y Google y de algunos diccionarios no dio los resultados apetecidos y por eso se atreve con esa larga definición en la que los perroflautas de Sol remedan “sin éxito” a aquellos hippies de los sesenta los cuales sí que eran buenos estudiantes y trabajadores y además se duchaban dos veces al día y no sangraban a sus abuelos porque querían satisfacer a sus padres que como unos padres normales deseaban que sus hijos de mayores fueran hombres de provecho como lo eran aquellos hippies y por eso les mantenían el suministro de limonada ya que ellos sí que eran unas joyas de criaturas incapaces de fumarse un canuto o beberse antes que las asquerosas litronas de hoy aquellos gin tonics de esa ginebra inglesa tan buena y que ahora no me acuerdo cómo se llama que beben los gentelmans de ropa de marca y zapatos Sabagos que viven en esas urbanizaciones que están más allá de la Cuesta de las Perdices y cerca de Las Rozas donde en los años sesenta se rodaban aquellas películas de romanos y a los que en las noches del Madrizzz del pijerío esos taxistas madrileños han perdido el respeto a quien se le debe porque todavía no han aprendido que a quien hay que votar es a la Señora Condesa consorte y dejarse ya de tanto cuento de lucha de clases que los tiempos han cambiado que es una barbaridad y ya no queda del cinturón rojo de Madrid ni la hebilla y aunque todavía no se aten a los perros con longanizas como en los buenos tiempos ya volverán y si ladran es que cabalgamos porque además siempre nos quedará New Zeland ya que tenemos dinero para el billete y es que a los señoritos siempre se les huele porque mira que huelen bien los señoritos ya que además de ducharse dos veces al día como los hippies de los sesenta se lo saben gastar en colonia y no en Nenuco que la venden en Mercadona que está para otras cosas sobre todo ahora que Juan Roig va a obligar a sus cajeras a atender al personal maquilladas y con sombras de ojo perfiladas y los labios pintados de rojo suave lo cual será una tentación que para qué te voy a contar y de la que no nos podremos sustraer.