LA ARQUITECTURA DE LAS MUJERES
21-06-11
La mujer es la más bella arquitectura que existe, y todavía no se ha enterado.
Encima es una arquitectura animada, como los dibujos animados, que se mueve y habla. Cuando habla demasiado, casi preferimos que fuera arquitectura inanimada.
La observación de la belleza, sea una arquitectura, sea un cuadro, sea una escultura, algo que emociona nuestro espíritu y nos hace trascender del presente y hasta suspende el Tiempo y el Espacio, y nos hace soñar y ensoñar, y nos traslada a mundos no imaginados, alcanza la perfección con la arquitectura de las mujeres.
Qué es la arquitectura de las mujeres?
Pues no lo sabíamos hasta que se nos ocurrió el título de esta columna, y ahora y encima tenemos que decir algo interesante sobre ello. A ver qué se nos ocurre. Dejemos fluir libre el espíritu, en una especie de escritura automática, involuntaria, que es cuando mejor se escribe.
La arquitectura es el resultado de un esfuerzo estético. No sólo tiene utilidad, por ejemplo un edificio de oficinas de un maestro como Norman Foster, que nos cae bien pero la tonta de su mujer española, no. Las filias y las fobias.
Es un esfuerzo material, porque son necesarios los materiales de construcción, pero a la vez y más importante es un esfuerzo estético: sin el genio, sin la inspiración del arquitecto que dibujó en su día el primer boceto, no hay arquitectura posible.
Y quién es el arquitecto, el genio que ha creado a la mujer?
Algunos dirían que Dios. Pero como nosotros no hemos visto a ese misterioso señor por ningún lado, pues preferimos la evolución de Darwin, un viejete de barbas blancas que nos cae muy simpático.
Y pensar que algunos cafres calvinistas de la profunda USA todavía reniegan de la teoría de la evolución de las especies, cuando sólo hay que ver cómo se parecen los chimpancés a algunos hombres, como por ejemplo, a algunos ministros del PSOE.
La evolución ha hecho muchas cosas, después de que hace muchos cientos de millones de años un meteorito trajera las primeras formas de vida, unas bacterias muy pequeñas o así.
La evolución se ha esmerado mucho, y ha creado cosas tan bellas e imprescindibles como nuestro perro labrador, que parece mentira que provenga de los lobos, porque no se parecen en nada. En los dientes y en el rabo será, digo yo.
Y la obra, la arquitectura más perfecta creada por la evolución es ni más ni menos que la mujer.
Siempre hemos sostenido la teoría, no científica pero sí intuitiva, que la mujer es muy superior evolutivamente al hombre. Vamos, que al hombre le falta un hervor evolutivo de unos cuantos de miles de años o así, y que la mujer, en cambio, está en su punto.
La mujer no está sólo más evolucionada desde el punto de vista físico (por ejemplo tiene esas maravillosas tetas, y nosotros no), sino también desde el punto psicológico.
Cuando nuestra mujer nos regaña porque llegamos tarde a casa, un poco achispados y oliendo a bar y tabaco, nos dice: Eres un inmaduro, cabrón.
Error. Sería más correcto decir: Es que no has evolucionado lo suficiente. Sería entonces más comprensiva con nosotros.
Si Ortega dijo eso de Yo soy yo y mi circunstancias, nosotros decimos hoy Yo soy yo y mi evolución. Y en la evolución uno no puede mandar. No.
La evolución nos ha regalado su mejor presente: la arquitectura de la mujer.
Da igual su edad, su raza, su condición social, su cultura o su educación, si está gorda o delgada, si es alta o baja, si es fea o guapa, si es puta o mojigata, si habla mucho o poco. Todo eso da igual, porque al fin y al cabo es una mujer y aunque tenga tetas muy pequeñas, que algunas tienen la mala costumbre de operárselas para estropearlas. Te conformas con lo que tienes, hija, que tampoco es para tanto.
La mujer es la maravilla de la evolución de las especies, su arquitectura más perfecta y bella. Es el Arte en grado máximo, y encima te lava y te plancha la ropa.
Y como nosotros nos gusta mucho el Arte, pues nos gustan todas las mujeres, sin distinción.
En todas ellas llegamos a observar un precioso e inigualable detalle de ese arquitecto/escultor que es la evolución, y todas nos gustan y a todas admiramos, como buenas obras de Arte que son.
Ay la arquitectura de las mujeres. Qué haríamos sin ella.