EL DANDISMO
11-06-11
Paco Umbral (quién iba a ser, si no) escribió mucho y muy bien sobre el dandismo. Hasta escribió una irrepetible biografía sobre Larra, el escritor suicidado y pionero del periodismo y el columnismo. Se titulaba: Larra. Anatomía de un dandi. Un Umbral todavía incipiente e incipiado, que ya entonces mostraba su inhumano talento.
No lo saben muchos que opinan sobre Umbral, pero Paco fue un gran biógrafo, además de uno de los mejores críticos literarios que hayamos leído. Y así sus biografías/ensayos sobre Larra, Lorca, Ramón Gómez de la Serna y Valle Inclán y otros.
Con Umbral pasa lo mismo que con El Quijote: la peña dice que lo ha leído y opina, y no tienen ni puta idea ni del Quijote ni de Umbral. No tienen ni puta idea de nada. Pero qué cruz.
Para opinar hay que leer antes, oiga. Pues ni caso.
Nosotros en su día, todavía incipiados columnistas o columneros (nos gusta más esto último) escribimos una serie de columnas sobre la psicología/sociología de las cosas. A saber: Lo kitsch, Lo hortera, Lo cursi, Lo esnob y Lo pijo.
Pues se nos olvidó Lo dandi, el dandismo, una categoría ontológica con muchos más derechos que los mencionados.
El dandi es un esnob pero pijo, con buen gusto y sin complejos. O sea, nosotros.
Trasciende (sobrevuela) todas las categorías, ya que es una categoría aparte y desde luego la más interesante.
Cuando escribimos en su día la ya legendaria serie de columnas sobre las cosas (nosotros escribimos como meamos y punto), hicimos un acto de reflexión (esto nos suena a ejercicios espirituales en el El Escorial o así) y no supimos categorizarnos/incluirnos en ninguna de ellas.
Tradicionalmente nos han incluido en el grupo de los pijos.
Error: somos unos dandis. No discordaba haber votado tanto socialista, a FG, y ser un rojo con rolex de nacimiento.
Algo chirriaba (discordaba) en esa supuesta puesta en escena, y con el tiempo nos convertimos en unos anarcoliberales o así, expresión que acuñó un muy querido amigo nuestro de Sevilla, y con el que por supuesto nos hemos ido de putas en Madrid, aunque sólo fue para invitarles a una copa y tocarles una teta a ver si eran de verdad, y hacernos un rato los malditos, así como Baudelaire y otros poetas románticos franceses, muy plastas y malos, por cierto.
El dandi no admite medias tintas o como se diga: lo es. Da igual en la circunstancia/farra que esté. Siempre será un dandi, y aún con una docena de gin tonics en el cuerpo. La hostia, el dandi.
La idea de escribir una columna sobre el dandismo (nosotros siempre estamos atentos a la captura de ideas para una columna. Nabokov tenía la afición de capturar mariposas en la primavera de Suiza. Menuda tontería, además de ser un oculto pederasta con su Lolita) la originó una muerte. Por lo visto ha muerto el último dandi de Madrid, Jorge Berlanga, hijo del gran director de cine, como Mariano Ozores y Santiago Segura, y en el que se quiere inspirar el bobo de Almodóvar cuando no se está haciendo una paja (Almodóvar tiene cara de hacerse pajas todo el día, como un mono del zoo de Madrid).
Almodóvar: hazte una paja en Rosales y déjanos en paz, coño.
Niño, guapo, Jorge, Berlanga. Hasta el incomprensible Federico ha hablado bien de ti, cuando coincidió contigo en el ABC de los ochenta. Federico es abstemio, lo cual es muy sospechoso. Seguro que es calvinista.
Descansa querido Jorge, dandi de la movida madrileña.
Qué joven has muerto.
Los dandis de Madrid hoy te lloramos.