EL BOICOT
07-11-10
Hoy, aburguesados, narcotizados por la rutina de un sábado cualquiera, resulta que nos espabila un hecho ciudadano: en Madrid, en Colón, una manifestación de víctimas del terrorismo en contra de la muy manifiesta contemporización/negociación del actual gobierno con ETA.
Ay niños huérfanos que nunca veréis a vuestros padres envejecer.
Ay mujeres viudas, que os quitaron de raíz al padre de vuestros hijos, a vuestro compañero, amante y marido.
Ay madres y padres que perdieron a sus hijos, víctimas de la brutal metralla.
Nunca un padre o una madre deberían sobrevivir a un hijo. Si así ocurriera, serían como muertos en vida: sólo esperarían a que la muerte, piadosa, también se los llevara a los reinos del no ser, y así olvidar, no conocer, no recordar, no saber.
A veces, es mejor no ser que vivir, sufrir.
La oportunidad sobre la verdad. Así era el título de una columna que escribimos, en relación a esa gran mentira oficial que es el 11 M.
Como mujeres (u hombres) bien cornudas, muchos miran para otro lado.
Es mejor así, porque la realidad impone sus imperativos, arrasa con sus verdades.
Y entonces el hombre, cobarde, miserable, contemporizador, argumenta, desafía, discute, inventa sofismas.
La oportunidad sobre la verdad. Ganar unas elecciones sobre la justicia del saber; un plato de lentejas político sobre la inseguridad del desempleo; un alma que se vende al diablo, por un escaño, un coche oficial o una pensión vitalicia.
Ay, de lo que es capaz un hombre por una pensión vitalicia!
Muy fácil: es capaz de cualquier cosa. Y da igual su ideología, izquierda, derecha, nacionalista, gilipollas que son todos. Todo por un puto plato de lentejas.
Ay las víctimas. Qué olvidadas estáis.
Sois polvo, más polvo enamorado.
Quevedo ya lo dijo en su insondable y misterioso soneto. Hasta ahora y para siempre, nunca nadie entendió ese soneto, y mira que seguramente es el más estudiado/comentado de la historia del castellano.
No pasa nada, queridos, víctimas, asesinados y olvidados por las conveniencias políticas, por los tiempos electorales, de unos u de otros. Qué más da: todos son iguales.
Os hacen un boicot. Todos, izquierda, derecha e hijos de puta, que lo son casi todos, de lo cobardes que son.
No pasa nada. Estáis en la habitación de al lado. No porque no os podemos ver, no dejáis de existir. Volverás a encontrar mi ternura acentuada.
Nosotros hoy y para siempre maldecimos a todos aquellos que miran para otro lado, en los que prevalece su absurda y anacrónica ideología sobre la piedad, la empatía y las lágrimas por un hombre caído por un tiro en la nuca.
Vaya: la política es superior a un hombre, un hermano, asesinado con un tiro en la nuca.
Maldita sea: hacia dónde vamos?