La Asamblea de las estrellas
Madre de Vida, la primera estrella entre todas, aquella nacida primera en una inconcebible fracción de tiempo después de la gran explosión, origen de nuestro Universo, todavía viva con su combustible nuclear intacto, casi virgen aún, la más anciana de todas, pero también la más joven, dirigió su sabia mirada desde su espacio ilimitado al planeta tierra, al observar con asombro el nacimiento de Clara.
Como descendidos de ellas, los seres humanos, puro polvo de madres estrellas, enamorado o no, ya olvidados e ingratos, nos olvidamos de ellas.
Así, Madre de Vida, sabia, infinita, poderosa y dulce, matriarca y origen de todo, alumbró ella misma con su luz tan distante la frente, rosa y mortal, de Clara. Sí, tan distante, tan poderosa, todo el Universo descendida de ella, pero lloró lágrimas de sol, cuando Clara, recibió por primera vez la caricia cálida de su luz. Hasta la luz, su obediente mensajera, se salpicó, nerviosa e incrédula, agobiada por el contacto de tanta dulzura y amor.
Madre de vida congregó a todas las estrellas, en su primera Asamblea de todos los tiempos. Y les habló:
- Hermanas, hijas estrellas. Os he llamado para daros una noticia única: desde que yo nací, durante toda la historia infinita de lo que vemos, nunca había asistido al nacimiento de un espíritu más luminoso que todos los nuestros juntos. Clara, Clara se llama. Hija nuestra, ha nacido en el planeta Tierra, y ya su luz recorre todo el Universo, asombrándole y enmudeciéndole. La mejor de todas nosotras, bella a pesar de las tinieblas, clara a pesar de nosotras, todas estrellas, Clara ha venido a iluminarnos, nosotras, que todo lo iluminamos. Hija nuestra, será nuestra hermana. Enviémosle nuestra mejor luz. Cuidémosla, para que viva feliz y sana, e ilumine todos los rincones del Universo a los que nosotras no llegamos. Ella sola, tan pequeña y tan humana y tan hermana, alumbrará con una nueva luz todos los mundos tenebrosos y vacíos de vida de nuestro Universo. Es la más pequeña y la más joven, pero nuestra hermana y nuestra hija más querida. Clara, vive, que nuestra luz te guie y te inspire, hasta que de nuevo vuelvas a nuestro lado, ya entonces para siempre.
Todas las estrellas escucharon, y con una única mirada y una única luz, se orientaron hacia la Tierra, para así celebrar y saludar a Clara. Ya nunca Clara estaría sola. Nunca.