LA MUJER FLORERO
18-08-10
La mujer florero es un biotipo de mujer muy especial: no hace nada pero lo tiene aparentemente todo. Vamos a investigarla un poco.
Ya hemos dicho varias veces en nuestras muy interesantes (e inimitables) columnas que la mujer representa el máximo en la evolución. Sir Darwin estaría muy contento con ella, aunque el otro día nuestro friqui hijo (pero muy inteligente, como casi todos los friquis) nos sorprendió con una discusión de alta ciencia, diciendo que lo esencial en la evolución son las mutaciones, y encima nos tildó de lamarckistas, (que no sabíamos lo que era) porque le llevábamos la contraria. Hay que reconocer que esta discusión de alta ciencia la ganó él por esta vez, y nosotros tan orgullosos, a pesar de de haber perdido ese pequeño escarceo dialéctico. No nos gusta perder en lo dialéctico. Al mus o las cartas nos da igual, porque no nos gustan. El mus para nosotros es una simple excusa para tomarnos unos gin tonics y escaquearnos un poco de la implacable égida de nuestra mujer.
Si al hombre le falta todavía un hervor en su evolución (por eso tenemos tanto pelo, que ya no nos hace falta, porque ahora hay abrigos y gorras de gore-text, nuestro tejido favorito para el crudo invierno mesetario y hasta estepario de Madrid), a la mujer no le falta de nada. Hasta tienen tetas y todo. Son todas unas mamíferas. Para eso sirven la tetas, para dar de mamar a las crías, y no para mirarlas y tocarlas, que los hombres nos confundimos con la finalidad de las tetas. Mamas y mamíferas. Otra tautología. Estamos hechos unos tautológicos. Suena a masón, pero no.
Si la mujer es el mamífero más evolucionado, la mujer florero es la mamífera más lista, aunque en general y en un principio parezca la más tonta. Nada de eso. La mujer florero esconde muchos secretos en una apariencia de inocencia y estulticia. Pero su mayor secreto es que tiene un plan a largo plazo (la mayor parte de las personas no tenemos un plan vital. Simplemente nos dedicamos a vivir o a sobrevivir): vivir lo mejor posible con el menor esfuerzo posible.
La primera condición para ser un auténtica mujer florero es que tiene que estar muy buena, es decir, ha de ser una mujer cañón, de esas que quitan el hipo (odiamos tener hipo) o la respiración, ser más o menos jóvenes y ser muy putas en la cama, porque como dice el adagio, a los hombres en el fondo nos gustan las mujeres muy putas en nuestra cama y muy señoras y decentes fuera de ella. Es un gran ventaja: así no necesitamos ir de putas, porque tenemos una casa y encima gratis***.
La mujer florero se aprovecha de su cuerpo (y de su apreciable e injustamente despreciada inteligencia) para obtener lo que quiere.
Qué es lo que quiere normalmente una mujer florero? Pues vivir de puta madre (no dijimos que eran un poco putas?) sin dar un palo al agua.
Como armas vitales (armas de mujer, que son más poderosas que una división de marines armados hasta las muelas), la mujer florero tiene su cuerpo, su ambición (normalmente son mujeres de condición social baja, y que no han tenido muchos medios materiales. Por eso siempre se caracterizan por un cierto revanchismo social, y con imparable e imperturbable afán de emulación o integración con la clase social más exclusiva y por supuesto rica) y su constancia: tiene que cumplir con sus propósitos como sea, y ya sabemos que hay cierto tipo de mujeres que consiguen todo lo que se proponen.
Para que haya una mujer florero es necesaria la intervención de un personaje secundario pero esencial: el hombre que, a sabiendas o no, se empareja o se casa, desde luego sin separación de bienes ni capitulaciones matrimoniales (en esto los catalanes son los más listos y precavidos de España), con ella.
Cuando ocurre esto, el hombre piensa que está perdidamente enamorado de la mujer florero (la mayoría de la peña morirá sin haber sabido de verdad lo que es el amor), cuando lo que ocurre es que está perdidamente encoñado. No es lo mismo estar enamorado que encoñado. Pues no. Además, si uno lo piensa, y aunque en general nos da muchas satisfacciones, el coño de una mujer es bastante feo. Nosotros de jovencitos, cuando vimos el primero de muy cerca y abierto como una flor que esperaba ser polinizada, nos llevamos un buen susto.
La mujer florero usa su coño para encoñar a algunos hombres, que siempre son ricos, poderosos y normalmente mucho más mayores.
Hay hombres que compran mujeres florero a sabiendas, y toman sus precauciones jurídicas. Y otros que se encoñan con ellas, a lo loco, para acabar con el tiempo bien desplumados en un proceso de divorcio. Pues que se jodan por tontos.
Entonces, quién es la tonta y quién el listo?
La lista, obviamente, siempre es la mujer florero. Y parecía tonta cuando la compraron.
*** Mil disculpas por esta frase tan odiosa y machista. Es que la prosa me pierde.