AGUR, AGUR, IZQUIERDONA
07-06-10
Alguien ya legendario, y anónimo como ese misterioso grafitero que hace auténticas obras de arte en las paredes de las calles pero que no quiere ningún reconocimiento, definió la izquierdona como el fascismo vestido con la bandera de la izquierda. Es el totalitarismo y la dictadura disfrazada de solidaridad y la bondad. La izquierdona es el travesti de la ideología: parece izquierda, pero en realidad es peor que cualquier derecha.
La izquierdona, que no la legítima y pura izquierda, ha vivido demasiado tiempo de su supuesta superioridad moral. Pero resulta que nadie tiene la superioridad moral de nada, puesto que la realidad, esa cosa física y metafísica a la que nos enfrentamos todos los días, es mucho más compleja.
La peña, sea por pereza, o sea por incapacidad o limitación intelectual, suele tender a la generalización y reducción cuando observa esa realidad. Generalización y reducción, dos tristes pero socorridos métodos epistemológicos al que suelen recurrir los imbéciles.
La izquierdona está al descubierto. Y no sólo por el descubierto bancario que está padeciendo el Reino de España como emisor de deuda pública. No. La izquierdona está al descubierto porque ahora está en pelotas: el paquete que excitaba antes a alguna mujer (no hay mejor viagra, mejor afrodisíaco que la imaginación), resulta que ahora se ve en toda su triste inanidad e inutilidad: una polla muy pequeña, casi inencontrable, como un apéndice de los intestinos, una muy pequeña morcilla sin gracia que no sirve para nada.
La izquierdona es un hombre sin polla, o con una polla que para nada hace honor a tan útil y divertido instrumento.
Ay cuando la realidad se aparece, nos atropella. Como esas avestruces que esconden la cabeza bajo tierra, nada hay más dañino que ignorar a la señora Realidad, porque de repente te coge de las solapas y te fostia hasta dejarte sin sentido.
La izquierdona es un avestruz que ha vivido de la apropiación de un mito, que ni siquiera es platónico: su supuesta superioridad moral. Así, todo lo que no fuera izquierdona, es fascismo y hasta canibalismo, porque la propaganda izquierdona a lo nazi/Goebbls suele ser muy eficaz.
Resulta que todos aquellos que no somos izquierdones, o somos pederastas, o mal tratadores y asesinos en serie de mujeres, o nos gusta ir de caza mayor pero no a África, sino a Irak o Palestina para matar niños, cuanto más pequeños mejor.
Así es la propaganda izquierdona, tan exagerada y tan suya.
Si no estás con la izquierdona, es que estás contra ella, y entonces estás contra toda la Humanidad, o eso dicen, los muy capullos.
Pues no. La izquierdona no puede apropiarse de ninguna superioridad moral, porque nunca la tuvo ni la tendrá. Sólo es experta en generar millones de desempleados, cuantiosos e inútiles gastos corrientes no productivos, déficit, deuda pública para generaciones (y que encima ya nadie nos quiere comprar) y sobre todo, horror y sufrimiento para cientos de miles de hermanos españoles, que han perdido sus casas, su dignidad y hasta su futuro, porque muchos nunca se podrán recuperar.
La izquierdona es miseria, pero no sólo moral, sino física.
Gracias izquierdona. Lo único bueno de todo esto es que por fin ya sabemos todos quiénes sois en realidad.
O la izquierdona se reconvierte en izquierda, concepto que también ha dejado de existir, porque el ciudadano y contribuyente lo único que pide son gobernantes honrados y eficaces y eficientes sin ideología que administren bien los recursos públicos, o jamás volverá a gobernar.
Que te den bien por el culo, izquierdona. Agur, agur.