Desde la presente tribuna se va a tratar de ir mostrando diferentes herramientas de análisis técnico de cara a la especulación en los mercados financieros. Como el lector se imaginará, el abanico de herramientas es amplísimo, por lo que se colocará el foco 1) sobre aquéllas más sencillas y eficaces (porque la sencillez y la eficacia muy a menudo en el mundo bursátil suelen ir de la mano), y 2) sobre aquéllas que muestren relevancia práctica en un determinado momento de cara a abrir una posición especuladora.
El blog tratará, pues, de análisis técnico y especulación. Especulación entendida como suma de los distintos significados que ofrece la palabra; según la RAE, especulación como mirar con atención una cosa para examinarla y reconocerla, especulación como consideración y reflexión, especulación como comercio -puesto que se buscará la compra o la venta-, y especulación como sacar provecho y obtener ganancia -que es, al fin y al cabo, de lo que se trata-.
En un principio, en el blog, se buscará mostrar las herramientas, más adelante se buscarán las operaciones de compra-venta conforme a esas herramientas. Tras haber repetido numerosas veces la palabra especulación, es de esperar que nadie se llame a engaño. Se podrá hablar de bolsa y hablar sobre los mercados, así en plural, incluso quizá sobre alguna otra cosa, quién sabe; pero la idea será emplear el análisis técnico con la intención de poder plantear operaciones que den y quiten dinero.
La especulación, en definitiva, y referida a los mercados, implica estar atento y pensar en cómo ganar dinero. Y al respecto del dinero, y para finalizar, me gustaría señalar algunas cosas:
El dinero en la bolsa no es equiparable al dinero en el mundo real. No son lo mismo 300 euros en la bolsa que en el supermercado. Conviene no perder la perspectiva. Evidentemente, no puede haber correlación entre 2.000 euros en una operación de bolsa o en dos meses de salario ni un stop de 50 puntos ó 500 euros en bolsa puede equivaler a la diferencia entre llegar bien o mal a final de mes. Si uno piensa que ha perdido 10.000 euros en la bolsa y que con eso se podría haber comprado un coche o haber viajado y hecho mil cosas, es fácil acabar confundido. Es importante conservar la panorámica y distinguir el capital operativo del dinero necesario para el mundo real.
Operar en bolsa, aparte de unos costes en comisiones y servicios, implica perder dinero y saber perderlo. El hecho mismo de participar en el mercado implica estar dispuesto a perder una cantidad de dinero (los 300 ó los 500 euros del apartado anterior forman parte del negocio). No se va a ganar en todas las operaciones, y hay que asumirlo; lo que cuenta es que la suma total sea favorable. No importa perder 90 veces y ganar 10 si esas diez veces arrojan una esperanza matemática positiva, es decir, si implican rentabilidad y un saldo final positivo.
El dinero que se gana o se pierde hay que medirlo en términos porcentuales. Si se tiene un millón de euros y se ganan 10.000 euros, quizá no convenga dar palmas con las orejas; si se tiene 10.000 euros y se ganan 10.000, se habrá ganado un 100% y duplicado la cuenta.
Sobre este último punto seguiré hablando, ya como parte del análisis técnico, en la siguiente entrada.
Sed todos bienvenidos.