Prosigo el repaso de los índices americanos iniciado con el Dow Jones y el S&P 500 con un análisis somero del Russel 2000 y del NYSE. En estos índices se pueden observar pautas similares de estrellas vespertinas en gráficos semanales y de cuervos negros en gráfico diario; sin embargo, la ventaja que aportan radica en que se distinguen con mayor claridad formaciones de techos en indicadores y osciladores.
En el Russell 2000, índice compuesto por las empresas de pequeña y mediana capitalización, la cotización ha regresado a la zona de origen del desplome iniciado en septiembre y octubre de 2008, que ha actuado como resistencia. En ese mismo punto viene a coincidir en este momento una directriz de aceleración bajista de medio plazo. Un poco más allá aparece la media móvil de 200 sesiones. A semejantes barreras habría que sumarles las que aparecen recogidas en las formaciones del Macd y de las bandas de Bollinger. El mensaje que transmiten es el mismo: el recorrido se presenta muy limitado por la parte superior.
Aunque en el gráfico del Russell 2000 haya marcado con segmentos azules y rojos las divergencias alcistas y bajistas señaladas por los indicadores, y en el caso del NYSE haya optado por no dibujar el gráfico y dejar la imagen limpia, éstas son igualmente apreciables. En el caso de las bandas de Bollinger, la banda superior ha comenzado ya a cerrarse sobre la cotización, y de perderse la media, el precio debería afrontar el camino de una banda inferior que lleva ya bastante tiempo sin ser visitada. El Macd, por su parte, ha despreciado los últimos ascensos y se encuentra girado a la baja.
Me gustaría consignar, por último, que dentro de este conjunto de empresas de menor capitalización y de calidad más heterogénea ya hay algunas que han perdido los mínimos de marzo de 2009. Se debería, por tanto, ser muy selectivo y exigente a la hora de elegir acciones. Viene esto a cuento de algunos mensajes que pude leer durante la semana pasada en los foros y que hablaban de lanzarse a comprar aprovechando las caídas. Convendría ser prudente y, sobre todo, examinar meticulosamente qué acciones lucen una buena relación riesgo-recompensa y aportan un recorrido mínimamente despejado.