Seguramente no lo sabía o hasta ahora no lo haya deseado conscientemente, pero usted, hasta el momento bienintencionado lector, quiere que pierda ese enorme deportista, digno de toda admiración, que es el mallorquín Rafael Nadal, tetracampeón de Roland Garros y ganador de Wimbledon y Open de Australia entre otros muchos títulos.
Desde el año 2003 hasta el año 2007 se desarrolla una impecable tendencia alcista en los mercados de renta variable. Durante esos años Roger Federer es el rey indiscutible del tenis mundial, hasta que, en el año 2007, Rafael Nadal comienza su ascensión, empieza a discutirle abiertamente el trono, y las bolsas parecen estancarse. En el año 2008 Nadal le arrebata la hegemonía, se convierte en el nuevo número 1, y las bolsas sufren una fuerte tendencia bajista.
En febrero de 2009 Rafa Nadal culmina su preeminencia ganando el Open de Australia, y la bolsa termina de hundirse entre el mar de lágrimas de Federer. A partir de ahí Nadal es abatido por las lesiones y la bolsa empieza una recuperación implacable. Cuando en julio Roger Federer se sobrepone a la sombra del gran Rafa, y gana por fin Roland Garros, la bolsa enfrenta ya un momento de rentabilidades históricas. Seguidamente, sumido en las lesiones, Rafa no puede disputar el trofeo de Wimbledon, mientras que la bolsa sigue subiendo sin descanso ante el asombro general. Federer, evidentemente, reconquista la hierba londinense.
Como puede constatar en el diagrama, las victorias de Rafael Nadal son un indicador bursátil fabuloso. Lo cierto es que no recuerdo haber visto un indicador tan fiel en años, dado que marca una precisa correlación negativa con la renta variable y puede llegar incluso a funcionar como indicador adelantado.
Parece obvio que supera a otros indicadores como la barra de labios, el precio del big mac o el largo de la falda, y su fiabilidad es mayor que la del Yom Kipur, la estacionalidad de determinados meses, trimestres o semestres o la media móvil de 200 sesiones. Por consiguiente, esté atento al momento en que Rafa se recupere de sus problemas físicos, recobre la confianza y vuelva a ganar, porque probablemente será también el momento de vender sus acciones.
Y, desde luego, desconfíe si Nadal consigue ganar el trofeo Masters de Shanghai. Sería una audacia que su recuperación comenzara justo en China, esa gran esperanza de la economía global.
4