El S&P-500 ayer frenó el rally en el que estaba inmerso, movimiento que no hacía desde el 2009. Las medias móviles de 200 días es el objetivo principal para los alcistas, para así mandar a los osos a hibernar.
Para ello, las próximas tres semanas parecen claves para saber qué dirección tomará el mercado. Cada día estamos más cerca del 3-4 de noviembre donde los líderes del G-20 se reunirán. Por un lado están los comentarios de los franceses que dices que será el final de la crisis de la deuda, y por otro lado, está Alemania que ayer frenó al mercado en seco al decir que nadie espere que todo se solucione en cuatro días.
Mientras tanto, en China continúan con su desaceleración económica. Durante la noche europea se ha conocido que el crecimiento se ha moderado hasta “sólo” un 9,1%, un tasa que cualquier país soñaría, pero que está por debajo del consenso. Será importante para los alcistas que este aterrizaje sea suave, ya que si no volverán las preocupaciones sobre el actual motor económico mundial.
Moody’s sugiere que la calificación triple A de Francia está bajo presión, aumentando los miedos de que el coste financiero para la naciones europeas podría ser superior a los estimado. El ministro de finanzas de Francia ya ha comentado que hará todo lo posible para mantener la máxima calificación crediticia.
Este es el mayor problema, ya que Francia no quiere recapitalizar los bancos porque como hemos visto perdería la triple A. Pero lo que está claro es que la eurozona tendrá que asumir una quita de deuda de al menos del 50%, para tratar que países como España o Italia no sigan los mismos pasos.
Finalmente, también se ha hablado de que se aumente la capacidad del Fondo Monetario Internacional para que puedan inyectar dinero en los bancos europeos. Los países emergentes estarían encantados, siempre y cuando aumenten su poder en el organismo internacional. Estados Unidos, como es lógico, se niega rotundamente.
En definitiva, tres semanas muy intensas que decidirán la dirección de la próxima pata del mercado.