Los inversores pueden aprender mucho de la improvisación teatral y musical. Estas Artes se asemejan al trading en que nos sitúan ante un entorno caótico e incierto donde nos las hemos de ver con información que cambia continua y rápidamente.
¿Qué inversor no ha soñado alguna vez con hacerse con un exhaustivo compendio de reglas que cubran todos los posibles escenarios del mercado?. Es eso… sólo un sueño... Intentarlo consumiría todo nuestro tiempo, sofocaría nuestra creatividad y causaría que dicho sistema de trading fracasase de tanto pretender ajustar las estrategias al mercado.
La alternativa puede ser la improvisación. No se trata, ni mucho menos, de dejarse llevar por lo primero que se le pase a uno por la cabeza en cada momento. Se trata simplemente de mantenerse despierto y alerta para ir descubriendo patrones recurrentes en entornos caóticos e inciertos y aprovecharlos para adaptarse a las condiciones del momento, respondiendo al mercado en lugar de luchar contra él.
Tanto los actores como los músicos han de reaccionar espontánea y creativamente ante las improvisaciones de sus compañeros de actuación. Los inversores han de hacerlo ante las acciones de los demás partícipes del mercado, conforme éstas van influyendo sobre las cotizaciones.
Con la práctica, llega un momento en el que un buen improvisador adquiere una considerable capacidad de escucha y de aceptación de propuestas. Pienso que quizá sea ese el instante en que debe pasar a centrar su atención más en hacer bien su tarea que en el beneficio que va a obtener por ella. Si esto se consigue, la improvisación le permitirá adquirir la habilidad de encontrar el equilibrio entre la espontaneidad en su estado más puro y la capacidad de elegir y decidir, entre todas las posibles acciones, aquellas que estén más en consonancia con el rumbo de los acontecimientos.
Como ha dicho Alexander Elder en su famoso libro “Vivir del Trading”:
Un trader que se marea con los beneficios es como un abogado que empezara a contar el dinero en medio de un juicio. Un trader que se cabrea con las pérdidas es como un cirujano que se desmayara al ver sangre. Un profesional de verdad no se excita demasiado con las ganancias o con las pérdidas.
El objetivo en cualquier campo de actividad profesional es alcanzar la autorrealización personal: llegar a ser el mejor médico, el mejor abogado, o el mejor trader. Entonces, el dinero fluye hacia ellos casi sin que se den cuenta. Usted ha de concentrarse en operar bien, y no en el dinero.
Estamos hablando de un Arte, no existen fórmulas. Existe experiencia, práctica, análisis, reflexión, técnica… todo ello nos va dando soltura y capacidad de reacción. Un trader buen improvisador es aquel que ha conseguido librarse de su ego y vive consciente del momento presente. Si algo no funciona, corta sus pérdidas sin preocuparse y prueba otra cosa. Sin enfadarse, sin sentirse culpable, sin miedo, concentrándose en entender las circunstancias actuales del mercado y aprovechando sus ineficiencias para sacar ventaja y hacer operaciones fructíferas.