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Blog El inversor sosegado
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La esperanza es lo último que nos pierde



Al adquirir cualquier valor, la mayoría de los bolsistas lo hacen llenos de esperanza mezclada, tal vez, con una pizca de codicia. Es un sentimiento de euforia similar a la excitación que se obtiene al hacer cualquier compra importante como un coche nuevo, una casa de ensueño o una impresionante supertele plana de tropecientas pulgadas. Son sentimientos que emanan de las emociones, de la esperanza y la codicia. Si, posteriormente, la operación falla y se entra en pérdidas, estas sensaciones rápidamente se tornan en miedo. Incluso aunque la inversión vaya bien y se tengan beneficios, aún falta decidir cuando vender, ¿deberíamos realizar beneficios o sería mejor esperar?. La mayoría de los inversores libran una constante batalla emocional.

A través de los tiempos, la mayoría de la gente ha actuado, básicamente, de la misma forma en el mercado de valores, movida por la codicia, el miedo, la ignorancia y la esperanza. Es un patrón que se repite y que simplemente es el reflejo del comportamiento emocional del ser humano.

Además de tener la disciplina y la paciencia de desarrollar un sistema de inversión a la medida de cada cual que nos marque pautas para saber cuando comprar y cuando vender, hay otro factor esencial para operar en los mercados y es el control emocional.

Comprender y dominar las emociones es una premisa imprescindible para especular con éxito:

La codicia - La codicia es una emoción consistente en un deseo desmesurado por adquirir o poseer, más allá de lo que uno merece o necesita. No se conoce el origen de la codicia, sólo que, en mayor o menor grado, existe en cada persona.

El miedo - El miedo siempre está ahí, latente, dispuesto a aparecer a la primera oportunidad y cuando lo hace, tergiversa y distorsiona la razón. Gente razonable, en cuanto empieza a perder dinero, cae presa del miedo, su juicio se trastorna y actúa irracionalmente.

La ignorancia - El mercado debe estudiarse y comprenderse, no superficialmente sino en profundidad. Las Bolsas, con su encantador halo de dinero fácil y acción rápida, inducen a la gente a un uso insensato de su dinero. Lo contrario de la ignorancia es el conocimiento y el conocimiento es poder.

La esperanza - Cuando hablamos del mercado de valores, la esperanza va pareja con la codicia. Cada vez que abrimos una posición, brota la esperanza. Forma parte de la naturaleza humana abrigar esperanza, ser positivo, esperar lo mejor. La esperanza es importante para la supervivencia de la especie, pero en los mercados de valores, la esperanza, igual que sus primos hermanos la ignorancia, el miedo y la codicia, distorsiona la razón. La esperanza oculta los hechos y en los mercados, únicamente cuenta el resultado, los hechos. Y los hechos son objetivos, tercos, implacables... como la propia Naturaleza.

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