LA CODICIA EN EL TRADING
Se dice que en el Trading existen tres demonios, los tres demonios de la bolsa, pero estos tres no están en el mercado, sino en nuestro interior. Son las tres implicaciones psicológicas más fuertes con las que tenemos que luchar como trader día tras día, principalmente en los comienzos.
Estos tres demonios son el miedo, la codicia y la esperanza. El miedo suele ser la emoción más intensa de las tres, siendo la codicia la que supera en fortaleza a la esperanza. Pero vamos a hablar acerca del que más nos interesa por nuestro perfil como traders, la codicia.
La codicia o avaricia, es una venda para nuestros ojos como traders. Impide ver el peligro de asumir mayores riesgos de los que estamos dispuestos a afrontar a la hora de entrar al mercado.
A diferencia del miedo, que nos hace perder oportunidades por el hecho de temer las pérdidas, la codicia es la emoción que principalmente echa del mercado a un gran número de inversores para siempre. Ya lo decía el proverbio: “la avaricia rompe el saco”.
Pues sí, la avaricia puede hacernos desaparecer de los mercados. Tanto si vamos ganando como si vamos perdiendo:
Si vamos ganando: para el trader que sufre una racha de operaciones consecutivas ganadoras, puede generarse la falsa sensación de sentirse invencible. Es una sensación que nos dicta que, pase lo que pase, hagamos lo que hagamos, saldremos exitosos en cada operación que hagamos en el mercado. Pero la realidad es otra, este tipo de patrón psicológico puede hacer que podamos morir de éxito como traders.
Si vamos perdiendo: para aquel que va perdiendo, la avaricia se convierte en un círculo vicioso, haciéndonos cada vez perder más y más. Al estar perdiendo, podemos caer en el error de querer recuperar pérdidas, y acabar sobreoperando, asumiendo mayores riesgos, operando con más contratos, etc. El resultado, inevitablemente se resume en una frase: pérdidas y más pérdidas.
Además, la codicia también hace que perdamos oportunidades que hubieran sido exitosas, de no habernos dejado llevar por ella. Por ejemplo, puede ocurrir que hayamos cumplido exactamente lo que dicta nuestro plan de trading, y ya estemos dentro de una operación. Quizás hayamos cumplido el horario estipulado, patrón estipulado, stop loss colocado a la distancia que dicta nuestro plan, número de operativas del día realizadas, etc, incluso ya podríamos estar protegidos a Break – Even, sin embargo, una vez el precio ha alcanzado el objetivo, es cuando debemos cerrar la posición ya que nos lo dicta nuestro plan de trading, sencillamente, porque la definición de objetivo lleva implícita la recogida de beneficios, este podrá ser más o menos amplio, pero al fin y al cabo, es el objetivo estipulado. Sin embargo, durante el proceso psicológico de la operativa nos invade el siguiente pensamiento dictado por la codicia: ¿Y si dejo correr más los beneficios? Debo hacer caso a los principios del trading: “Dejar correr ganancias”.
Pues bien, estamos cometiendo un grave error. Intentamos convencernos de algo que no existe; es más, buscamos principios sólidos y los colocamos en contextos diferentes “dejar correr las ganancias”, con la intención de engañarnos a nosotros mismos. Y es que queramos o no darnos cuenta, nos estamos saltando nuestro plan de trading. Si tenemos una gestión monetaria razonable y nuestro plan de trading dicta salir en un precio objetivo, ¿Cuál es la razón objetiva de no cerrar la posición? Sencillamente no existe razón objetiva. Si existiera, entonces deberíamos ampliar nuestro objetivo en nuestro plan de trading.
No intentemos convencernos de aquello que realmente no existe.
La solución a la gestión de la codicia, vuelve a la base del éxito del trading, la disciplina. Esto implicar ejecutar nuestro plan de trading al 100%. Pero también podemos utilizar herramientas para gestionarla, como la gestión de recursos y gestión monetaria. Por ejemplo, es posible que la codicia nos invada y dejemos correr los beneficios, pero en cambio, debemos tener la disciplina suficiente como para no cometer dos errores al mismo tiempo: protegernos.
Si al menos cometemos el error de no recoger beneficios y cerrar la operativa, entonces debemos tener la disciplina suficiente como para no dejarnos llevar por la esperanza, y proteger nuestra posición a break – even. De esta manera siempre cumpliremos con un principio básico:
Es mejor no perder, que ganar.